esto de ser carmelita
¡Esto de ser carmelita es una alegría!
Querido amigo o amiga, te invitamos a conocer y celebrar juntos el primer centenario de una joven santa carmelita descalza: Teresa de Jesús de los Andes.
¿Quién es?
Su nombre completo fue Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar, nació con el siglo XX en Chile y a los 19 años 9 meses, en el monasterio de las Carmelitas de los Andes, muere enferma de tifus... con fama de santidad.
Estamos a pocos días de la Semana Santa de 1920, es lunes 12 de abril y han pasado 15 minutos de las 7 de la noche cuando Juanita fallece. Su nombre religioso es Teresa de Jesús, que lo asumió a su llegada al monasterio el 7 de mayo del año anterior, cumpliendo así una aspiración que había guardado desde su adolescencia.
En octubre 1919 Juanita, con el cariño que la llamaban todos, toma el habito e inicia su noviciado en Monasterio del Espíritu Santo de las Carmelitas Descalzas de Los Andes, perteneciente a la diócesis de San Felipe de Aconcagua - Región de Valparaíso, al norte y cercano a Santiago de Chile.
La vida de esta joven mujer es sencilla y especial al mismo tiempo... así lo expresan sus cartas y diario, por lo que la atención de quienes la rodean está atenta a su día a día. Era de un "inteligencia común, nada de sobresaliente" dirá su amiga Ana, con quien había compartido en el colegio del Sagrado Corazón y continúa "los premios que sacaba eran debido a sus esfuerzos, más que a su cabeza" recuerda.
Escritora sencilla
Alegre de estar ya en El Carmelo, mediante sus escritos, motivará a que otras amigas suyas se animen a vivir la experiencia de la vida religiosa... La escritura se le da fácil aparentemente, pues se conservan 164 cartas que la joven dedicó a sus padres, hermanos, familia, amigos... la primera de cuando tenía diez años de edad.
Desde los 15 años y ha pedido de la Madre Ríos, su directora espiritual en el colegio, al que entró de interna junto con su hermana, inicia a escribir su diario y lo hará hasta los 19. El cuaderno y las seis libretas recogen los escritos de una adolescente que escribe cuando puede y lo que recuerda. El primero sobre su infancia, más o menos desde la edad de la razón hasta la Primera Comunión, a los 10 años... nada extraordinario y dedicado a la Madre Ríos...
“Ud. cree que se va a encontrar con una historia interesante. No quiero que se engañe. La historia que Ud. va a leer no es la historia de mi vida, sino la vida íntima de una pobre alma que, sin mérito alguno de parte de ella, Jesucristo la quiso especialmente y la colmó de beneficios y gracias”.
Una segunda parte, desde la Primera Comunión hasta la entrada "en el puerto del Carmelo", recoge escritos en los que se libera de la obligación o los recuerdos infantiles y se relatan sus encuentros con Jesús y María, sus resoluciones, reflexiones, esperanzas, compromisos... a la luz de los Evangelios y de sus lecturas y orientaciones de sus directores espirituales.
Resoluciones "para la vida entera" como: no dejar jamás la meditación, comunión ni misa; lectura espiritual y el alma unida a Jesús; tener carácter y llevarse por la razón y la conciencia; cumplir la voluntad de Dios con alegría...
Sus autores
Es una buena lectora y durante todo este proceso de búsqueda en su vida, leerá a los santos padres carmelitas. Inicia, por recomendación de su directora, con Historia de un Alma de Santa Teresita del Niño Jesús, es 1914 y es por lo que decide ser carmelita; continuará en marzo 1917 con el Libro de la Vida de Santa Teresa -de quien toma el nombre religioso- y en julio del mismo año leerá Recuerdos de Sor Isabel de la Trinidad; al año siguiente (1918) será Camino de Perfección de Santa Teresa; y por último leerá a San Juan de la Cruz, primero Summa Espiritual y luego Subida del Monte Carmelo, los dos en 1919.
A las lecturas que le van formando, motivando e inspirando se suma su voluntad de servicio y así colabora, junto con su hermana Rebeca, en misiones, en catequesis con niños de diferentes sectores en los campos a las afueras de la ciudad. Es feliz de compartir de manera creativa el Evangelio. Y estas actividades pastorales se repetirán constantemente, la última vez será entre enero y marzo de 1919, tiempo antes de entrar al monasterio.
La vocación
El 15 de abril de 1916, le escribe una carta a su hermana Rebeca en su cumpleaños y es a la primera que cuenta que quiere ser Carmelita... "El Divino Maestro -escribe- se ha compadecido de mi. Acercándose, me ha dicho muy por lo bajo: 'Deja a tu padre y madre y todo cuanto tienes y sígueme'."y continúa "¡Qué feliz soy, hermanita querida! He sido cautivada en las redes amorosas del Divino Pescador. Quisiera hacerte comprender esta felicidad. Yo puedo decir con certeza que soy su prometida y que muy luego celebraremos nuestros desposorios en el Carmen. Voy a ser Carmelita, ¿qué te parece? No quisiera tener en mi alma ningún pliegue escondido para ti. Pero tú sabes que no puedo decirte de palabra todo lo que siento y por eso he resuelto hacerlo por escrito."
A los 15 años entra al internado del colegio del Sagrado Corazón. Es muy duro y difícil dejar a la familia, que como las de aquella época, es grande, de varios hermanos, primos, tíos y abuelos. Son de clase acomodada, aunque en algún momento deberán vivir de forma más modesta, bien en la ciudad o en las afueras.
Sus sueños
Juanita desde muy pequeña ha sido el centro de atención de todos, le dicen que es muy bonita y su mamá le dice que "más que todas", y se lo repiten tanto que ella está convencida de aquello, por lo que es vanidosa y algo caprichosa y sensible - llora por todo. Con el tiempo, sobreponerse a estas actitudes serán parte de sus ofrecimientos y sacrificios a Jesús y María, por los que le rodean.
Desde pequeña es enfermiza, fiebres, dolores, infecciones. Espera morir un 8 de diciembre (solemnidad Inmaculada Concepción), pero claro, no sucede. La niña quiere ir pronto a Jesús, dice. En 1914 sufre un grave ataque de apendicitis lo que deteriora su calidad de vida en adelante.
A los diez años Juanita, vive con la mayor de las alegrías una experiencia largamente esperada... la Primera Comunión. Desde muy chica acompañó a su mamá y su tía a misa y el momento de la comunión se le encendía el deseo de recibir a Jesús, pero le decían que era muy pequeña y que no estaba preparada...
Hasta que en la mañana clara y soleada de aquel domingo 11 de septiembre, Juanita llegó a la iglesia, con su familia. Sonriente y anhelante entró con las demás niñas y escuchó las palabras del obispo sobre "ser testigos de la unión íntima de la alma con Jesucristo"... y luego comulgó mientras escuchaba "Alma feliz". Después y como acción de gracias repartieron cosas a los pobres. Desde este día en adelante su comunión será diaria y la santificará y alimentará su vida espiritual.
Esta es Teresa de Jesús de los Andes, la joven que de a poco y con constancia vive la experiencia de Dios en "misteriosa y amorosa comunión" y que en un momento de vocación expresa en una de sus cartas, diciendo... “¿Qué quieres, si Jesucristo, ese Loco de amor, me ha vuelto loca?, -y vive su enamoramiento- cuando una ama no puede sino hablar del amado”(C 107). ¡Cuánto amor!
A Juanita, desde pequeña le dijeron que era bonita... y si que lo era! Las fotografías son parte de su vida, desde que tenía un año y medio, hasta que está en el monasterio. Famosas sus fotos de seglar y de monja, en su plena identidad de carmelita.
Y por último, creció y vivió entre el paisaje de las altas y blancas montañas de Los Andes, a donde fue a cumplir su sueño de ser carmelita. Era miércoles ese 7 de mayo de 1919 en que cruzó el umbral del Monasterio del Espíritu Santo, acompañada de su madre. En este lugar continua su proceso de vivir la perfección de la vida en el acercamiento a Dios. En la subida a la montaña, al cielo en donde se le contempla, se le adora, se le ama a Dios, y que sólo se logra si se desprende de la tierra, se expresa su experiencia de carmelita, en la contemplación... quizá es su propia versión de la subida del Monte Carmelo.
Serafín Ilvay ocds
octubre de 2019
fiesta de la Virgen del Rosario