Frailes Carmelitas Descalzos en Ecuador

Santa Teresita, el rostro de la Misericordia del Padre

Fray Carlos Alberto León Daza, ocd

agosto 2018

 

"Me parece que si todas las criaturas gozasen de las mismas gracias que yo, nadie le tendría miedo a Dios sino que todos le amarían con locura; y que ni una sola alma consentiría nunca en ofenderle, pero no por miedo sino por amor…"

Ms A 83v°

 

Tema

El término castellano "misericordia" reproduce sin variantes el latino "misericordia".  Esta palabra se deriva de "miseri–cor": el corazón vuelto hacia el que sufre miseria[1].  Es el misterio de la Encarnación, es la historización del Amor del Padre en su Hijo Jesucristo quien por el Espíritu se dona sin reservas para la salvación de todos. María-Francisca Teresa Martin Guerin, más conocida como Teresa de Lisieux o Santa Teresita, experimentando existencialmente el camino de la pequeñez y abandono, toma consciencia del llamado del Señor a ser su esposa; debido ello, vive a plenitud su consagración bautismal, convirtiéndose en el rostro histórico de la misericordia del Padre vuelto a los más necesitados.

Objetivos

  1. Acercarnos a la vida de Teresita en su contexto histórico.
  2. Contextualizar el Carmelo en Francia en la época de la primera fundación.
  3. Otear la iglesia en la cual nació y creció Teresita.
  4. Descubrir en Teresita el rosto misericordioso del Padre como experiencia totalizante de Pascua.

Introducción

Santa Teresita es conocida por su ofrenda al amor misericordioso de Dios en una época en la que las personas creyentes en Francia se ofrecían a la justicia divina como pararrayos de la "ira de Dios" y como pago en desagravio de los pecados, blasfemias y ultrajes cometidos[2].  Es decir, esta niña, desde su claustro, cambió el paradigma de la consagración a la vida religiosa.  De ahí, es posible decir, que hablar de Santa Teresita y de la misericordia de Dios es una misma cosa.

¿Pero cómo y por qué llegó Teresita a cambiar tan radicalmente su mentalidad en el ambiente reinante, convirtiéndose en generadora de una nueva espiritualidad de la Misericordia divina?

Ciertamente, no es poca la influencia que tiene su infancia en esta novedosa manera de volver al Evangelio y comprender a Dios como un Dios de amor. Sus santos padres Luis y Celia, fueron un ejemplo vivo de misericordia.  Los ideales franceses de Egalité, Liberté et Fraternité que Teresita no halló ni en la Francia ni en la Iglesia de su tiempo, los bebió del seno familiar.  En ellos encontró Teresita un reflejo del Dios-Amor.

Los santos Luis Martin y Celia Guerin fueron un matrimonio ejemplar en muchos aspectos. Trabajadores (relojero él, bordadora de encaje de Alençon ella), piadosos, amantes de la familia (…) eran amados y admirados por el resto de sus familiares por su forma de vivir las alegrías y las contrariedades de la vida.

El matrimonio Martin tuvo muchos sufrimientos a lo largo de su vida. El más amargo para ambos fue el de la muerte que fue segando la vida de cuatro de sus hijos en breve tiempo. Primero, el pequeño Joseph que nace y muere en 1866. Le sigue el segundo Joseph, que nace en diciembre de 1867 y muere en agosto del año siguiente. En menos de diez días, muere el padre de Celia. Ella escribe: "Tengo el corazón destrozado por el dolor, y, al mismo tiempo, lleno de un consuelo celestial". Deciden no pedir más hijos varones a Dios, sino solamente que se cumpla su Voluntad, aunque ambos desean un hijo sacerdote y misionero. Año y medio después, reciben el duro golpe de la muerte de su hijita Elena, que tenía cinco años y medio. Cuando Luis ve a su hija muerta, no puede evitar gritar llorando: "¡Mi pequeña Elena, mi pequeña Elena!". Pero luego, los dos se la ofrecen al Señor. Posteriormente, el 16 de agosto de 1870, nace la primera Teresa. No pudiendo amamantarla, la llevan a una nodriza que no la cuida suficientemente. La niña fallece en las rodillas de su madre. Todas estas muertes las viven con gran espíritu de fe, sin dejar de creer en el "buen Dios" que vela por ellos y los ama.  Y por si esto fuera poco, un mes después estalla la guerra. Guerra que los franceses perderán.  Tuvieron que acoger en su casa nueve soldados enemigos, Celia le da unos dulces y unos consejos a uno de ellos que lo necesita. En cuanto a Luis, retira la denuncia hecha a otro soldado que le roba en la relojería, cuando sabe que puede tener de castigo la pena de muerte.

La vida de esta pequeña y gran santa no estuvo marcada por la teoría o constructos intelectuales que la sustrajeran de la realidad.  Al contrario, ella misma nos dice en Ms A, 83v°: 

"Comprendo y sé muy bien por experiencia que el reino de los cielos está dentro de nosotros.  Jesús no tiene necesidad de libros ni de doctores para instruir a las almas. El Doctor de los doctores enseña sin ruido de palabras… Yo nunca le he oído hablar, pero siento que está dentro de mí y que me guía momento a momento y me inspira lo que debo decir o hacer (…) A mí me ha dado su misericordia infinita, y a través de ella contemplo y adoro las demás perfecciones divinas".

Con estas palabras Teresita se hace portadora del gran regalo de Dios a los hombres que es El mismo.  Y no duda en decirnos que a través de la misericordia contempla y adora las demás perfecciones divinas.  Esta niña está convencida de la elección que el Señor ha hecho de ella para que sea en la historia su mirada, su rostro, el rostro de la misericordia.  A la vez, Teresita está deslindando toda experiencia de Dios de alguna manifestación extrasensorial, alucinante; para ella Dios no es heterónomo, está con ella, vive con ella, sufre y ríe con ella, está fundido en su ser; a la manera más paulina nos dice que ya no es ella que es Cristo que en ella vive; de tal manera, para Teresita Dios no es el juez que premia o que castiga, sino el Padre Misericordioso que acoge y da vida restaurando al ser humano en su integralidad.

"Este lenguaje, el místico, está caracterizado por los rasgos generales que caracterizan el lenguaje religioso general, pero éste, constituye una forma eminente. El primer rasgo del lenguaje místico consiste en su condición de ser el lenguaje de una experiencia.  En él insisten todos los análisis propuestos. El místico no habla como el teólogo simplemente de Dios. Habla del Dios que se le ha dado como presente en una experiencia.  De ahí, su concreción, frente a la abstracción propia de otros registros del lenguaje religioso como el propio de la teología. En el lenguaje místico el saber que viene del Evangelio no es superado, sino interiorizado. El sentido de la mística cristiana no es sustituir al saber dado en la Revelación por un nuevo saber, superar el conocimiento dado en Jesucristo.  Si hay un proceso, éste se sitúa todo él del lado de la transformación del que conoce bajo el influjo de una iluminación que sólo Dios puede dar (…) Esta experiencia se manifiesta en lo que se ha llamado la "transgresividad" del lenguaje místico.  Esta consiste en la constante tendencia a llevar el sentido primero de los vocablos hasta el límite de su capacidad significativa y en la utilización simbólica de ellos."[3]

Teresa de Lisieux por su sensibilidad especialísima y por el talante de su espiritualidad tiene una tendencia hacia lo sacramental, entendido todavía en un sentido muy amplio, es decir, hacia lo simbólico. El lenguaje le resulta impotente e inadecuado a la hora de expresar sus más hondas impresiones y experiencias y por ello, se ve continuamente necesitada de símbolos que transportan a otros campos profundos de significación a los que no llega el conocimiento meramente discursivo y racional. Escuchémosla:

"Sí, querida madrina, ante un lenguaje como éste, sólo cabe callar y llorar de agradecimiento y de amor… Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña todas las almas, el alma de tu pequeña Teresa, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cima de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud"(LT 196, 1v°/r°).

"Teresa no se cansa de mostrar que Dios se da a conocer de manera personal, por medio de las personas, y, como consecuencia de este encuentro, surge el lenguaje simbólico.  El símbolo es pues, mediación en su universo para el encuentro[4] y para el conocimiento de la realidad divina. Veamos algunos símbolos altamente significativos para Teresa: 

  • Cielo[5]: Símbolo de su horizonte, del reinado de Dios que siente habitar en su corazón, espacio de manifestación de la gloria divina hacia donde camina su existencia.
  • Rosa[6]: Símbolo de la vida divina que alimenta, sostiene, vigoriza y recupera el tono vital de su verdadero ser, siempre henchido del alimento divino. La rosa es para Teresa un ámbito de relación con la vitalidad y el alimento que sostiene.  Toda la lluvia de rosas que desea derramar es un viaje de vuelta de esa experiencia que ha nutrido su existencia física: Rosa Taillé. 
  • Ascensor[7]: Símbolo de su ruta/camino.  Se trata de alcanzar la plenitud de la propia existencia, así ella intuye "la petitevoia" como un avance interior hacia la plenitud personal y llena de sentido, una propuesta de pobreza, de abandono, de confianza plena.
  • Fuego/Hierro[8]: Símbolo de la relación con la divinidad.  Toca Teresa, con este símbolo una experiencia plenamente mística. Toda la vida de Teresa, sus negatividades, posibilidades y realidades, son atraídas hacia la fuente del amor"[9].

Teresita y la misericordia

Para poder captar en su verdadera dimensión el actuar histórico de Teresita, otearé en algunos de los términos utilizados en los textos bíblicos lo concerniente a la misericordia; de tal manera, no reduciremos su comportamiento ni lo rotularemos como lenguaje maniqueísta[10]y epidérmico sin profundidad teológica, como muchos lo hacen al intentar sumergirse en su obra.  Al contrario, nos ubicaremos en las entrañas de Teresita, allí donde brotó la abundancia del amor divino que fortaleció y confirmó su opción de entregarse, toda ella, al Amor Misericordioso, como nos lo expresa en la Ofrenda al Amor Misericordioso(Or. 6). Lo que equivale decir que nos ubicaremos en el centro mismo del anuncio del Evangelio. No olvidemos que fue Teresita la primera religiosa francesa en hacer tal consagración pues, lo normal, era que se consagraran a la justicia divina, trasparentando la concepción jansenista reinante en la época.

La misericordia en la Biblia

Los términos hebreos que la Vulgata traduce con más frecuencia por "misericordia" son hésed, hanan y rehem; y los términos griegos son: éleos, oiktirmós y splagjna[11].

Hésed, es un término que indica el amor entre sujetos que brota de una especial relación entre ellos (entre reyes y sus súbditos, entre familiares, compatriotas…).  Por lo general, en el pensamiento hebreo los términos que designa el amor no se refieren tanto a los sentimientos íntimos de una persona hacia otra, sino más bien en la ejecución de actos de bondad de uno hacia el otro.  En el caso de hésed, con frecuencia designa los actos con que una persona favorece a otra: "hacer hésed a alguien" (Gn 19, 19; 20,13; 21,23), y se traduce como "hacer el bien a esa persona".  En muchos casos se puede observar que la demostración dehésed surge de un compromiso contraído por un parentesco o por una alianza.  Principalmente es Dios quien genera hésed y actúa de acuerdo con hésed (Nm 14,19; Sal 51,3; 119, 124).  Y muestra hésed con actos de salvación, paz, redención, justicia… y esto lo hace con atención a la alianza.  Con frecuencia se utiliza la fórmula "rico en hésed y fidelidad" (Ex 34,6; Sal 86,15).  El amor y la fidelidad constituyen como dos pilares que dan garantía a la alianza de Dios con su pueblo.

Hanan, es un verbo que tiene el sentido de "mostrarse favorable", indica la buena disposición de una persona hacia otra. Cuando alguien es aceptado con benevolencia por alguien que lo mira favorablemente (Gn 6,8; 18'3; Ex 33,12-17, etc.).  Del Señor se dice que escuchará, acepará con benevolencia el clamor del pobre que reclama su abrigo dado como prenda: "porque yo me muestro favorable" (Ex 22,26).

Raham.  Este verbo se utiliza para expresar la interioridad, el seno materno, especialmente es usado para expresar la compasión.  En el plural es utilizado para expresar la ternura y compasión que nace de las entrañas (Gn 43,30).  Se habla del Raham de Dios (1Cr 21,13; Sal 25,6; 12,51; 3,77; Is 63,7; etc.).

En la versión griega

Encontramos los términos:

Éleos. Este término fue utilizado por los autores clásicos para expresar la emoción que se experimenta ante el sufrimiento o la pena que padece otra persona o que lo puede amenazar a uno mismo.

Oiktirmós,se utiliza para manifestar el lamento o la expresión visible de emoción por el que padece. Indica la actitud de piedad hacia el que padece.

Splágjna.  Finalmente este término indica las entrañas, los órganos interiores de un animal o una persona. También traduce el vientre (Pr 26,22).  De ahí, que en un sentido más amplio cuando se trata de las personas, las entrañas son consideradas como la sede de las pasiones y deseos que surgen del interior del ser humano.  Viene a significar lo mismo que corazón (Si 30,7; 33,5).  En el N.T. encontramos el verbo splagjnízomai, que significa "conmoverse las entrañas" (Mt 15,32, 18,27; 20,34; Mc 1,41; 8,2; 9,22).  Es traducido como tener misericordia y Lucas lo introduce como ser "movido por la misericordia" (Lc 7,13; 10,33; 15,20).

Cuando Teresita entra en el Carmelode Lisieux[12],sale de un ambiente sobreprotegido y tan especial en su caso como el de la familia[13], para formar parte deun convento donde hay de todo: monjas buenas y menos buenas, más y menos sanas psicológicamente hablando. Desde el principio, la joven afronta con madurez las limitaciones de sus hermanas y las mira desde la perspectiva de la misericordia. La caridad había entrado en ella con el asunto de Pranzini. Pero es en el Carmelo donde va a tener que practicarla de modo heroico.  Esto nos lo revela en el Ms A, 69v° cuando nos dice: "Encontré la vida religiosa tal como me la había imaginado.  Ningún sacrificio me extrañó.  Y, sin embargo, tú sabes bien mi querida Madre, que mis primeros pasos encontraron más espinas que rosas".

Comenzó por "virtudes pequeñas" que dice ella, como doblar las capas que se dejaban olvidadas las hermanas y "prestarles todos los pequeños servicios que podía". También, siendo tan solo una novicia, trataba con suma delicadeza a una anciana a la que había que llevar al comedor cada día. La monja temía si Teresita iba demasiado deprisa, pero también si le parecía que iba demasiado despacio. Temía que no la sujetase bien, pero protestaba si notaba que la sujetaba con demasiada fuerza… En fin, Teresita misma sabía, cuando se ofreció a hacer ese servicio, que "Sor San Pedro" era muy difícil de contentar. En el comedor había que seguir todo un ritual en el que cada cosa debía ser hecha de un modo determinado (sentarla, subirle las mangas del hábito…). Teresita descubrió que le costaba cortarse el pan, y desde entonces se lo hacía ella y se despedía siempre con su "más hermosa sonrisa". Esto último le ganó por completo las simpatías de la hermana. Teresita nos explica por qué nos ha narrado todo esto:

"Madre querida, quizás le extrañe que le haya escrito este pequeño acto de caridad que tuvo lugar hace tanto tiempo. Si lo he hecho, es porque, gracias a él, tengo que cantar las misericordias del Señor. Dios ha querido que conserve este recuerdo como un perfume que me mueve a practicar la caridad".

Efectivamente. Según la RAE, la Misericordia es una virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. Y también un atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas. Ambas definiciones, en realidad, están íntimamente unidas. Si alguien experimenta la misericordia de Dios, no puede menos que sentir la llamada a corresponder de modo similar a sus semejantes. Esto experimenta Teresita y nos expone en su Manuscrito C cuando nos habla de la caridad:

"Este año, Madre querida, Dios me ha concedido la gracia de comprender lo que es la caridad. Es cierto que también antes la comprendía, pero de manera imperfecta. No había profundizado en estas palabras de Jesús: «El segundo mandamiento es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Yo me dedicaba sobre todo a amar a Dios. Y amándolo, comprendí que mi amor no podía expresarse tan sólo en palabras, porque: «No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de Dios». Y esta voluntad, Jesús la dio a conocer muchas veces, debería decir que casi en cada página de su Evangelio. Pero en la última cena, cuando sabía que el corazón de sus discípulos ardía con un amor más vivo hacia él, que acababa de entregarse a ellos en el inefable misterio de la Eucaristía, aquel dulce Salvador quiso darles un mandamiento nuevo. Y les dijo, con inefable ternura: os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros igual que yo os he amado. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros. ¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó? No, no eran sus cualidades naturales las que podían atraerleEntre ellos y él había una distancia infinita.  Él era la Ciencia, la Sabiduría eterna; ellos eran unos pobres pescadores, ignorantes y llenos de pensamientos terrenos. Sin embargo, Jesús los llama amigos y hermanos"[14].

Nos volvemos a encontrar con la clave de la misericordia de Dios en Teresita. Ella la experimenta en su vida, pero la encuentra en la Escritura sin fisuras y con radicalidad. Ahí se encuentra con Jesús, el de Nazareth, el que "pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos" (Hch 10,38):

"Madre querida, meditando estas palabras de Jesús, comprendí lo imperfecto que era mi amor a mis hermanas y vi que no las amaba como las ama Dios. Sí, ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón: Nadie, dijo Jesús, enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y quealumbre a todos los de la casa. Yo pienso que esa lámpara representa a la caridad, que debe alumbrar y alegrar, no solo a los que me son más queridos, sino a todos los que están en la casa, sin exceptuar a nadie"[15].Estas palabras de Teresita denotan la gran experiencia que de Dios tenía y, que además la expresaba a manera de vivencia existencial como el rostro de la misericordia de Dios para con aquellas hermanas que con ella convivían y para con toda la iglesia universal, puesto que su mensaje, tiene la vitalidad del Evangelio, es más, es su vida se convierte en Evangelio.

Sin exceptuar a nadie. Como Dios. Como Jesús. Experimentar su misericordia es sentir la llamada también a practicarla con los demás y con uno mismo (Teresita también aprendió a sobrellevar con paz sus propios defectos[16]). El amor no es esquizofrénico: si amas a Dios, hay que amar al hermano hasta dar la vida por él; he aquí el rostro de la misericordia en el aquí y en el ahora de la historia de Teresita.  Es una búsqueda de Dios, incesante, lo cual hace que Teresita, construya su experiencia de vida ante el sufrimiento que vive como urgencia de soledad, como vuelta al Evangelio.  Es admirable que Teresita ya a sus veinte años y con el cargo que tenía en la Comunidad, aparezca totalmente orientada de manera radical hacia Dios.  Tal expresión de vida y búsqueda de Dios solamente lo puede lograr aquel que ya ha tenido una profunda experiencia de la divinidad.  Esta experiencia, en efecto, le fue dada desde la infancia y se hizo cada día más irresistible, cautivando su voluntad y su corazón, satisfaciendo todo su ser como solo la Realidad y el Amor de Dios pueden hacerlo. Esta clara intuición le permitió que su vida no nadara en las apariencias, sino que buscara el fondo de las cosas. Desde este punto Teresita pudo captar el Todo de Dios y la vanidad de todas las cosas del mundo.  De ahí, que esta niña pueda gritarle al mundo su más grande y única verdad el día de su Primera Comunión: "Ce fut un baiser d'amour, je me sentaisaimée.  Je Vousaime, je me donne à Vous pour toujours"[17].

Bibliografía

  • Thérese de Lisieux, Thèrese de L'enfant-Jesus et de la Sainte-Face, Oeuvres Complètes, Editions du Cerf,  Paris, 2009, DDB, (Textes et dernièrs Paroles).
  • Teresa de Lisieux, Obras Completas, Monte Carmelo, Burgos, 1997
  • Ramos, Rosario, En la entraña de Teresa de Lisieux, EDE, Madrid, 2008
  • Renault, Emmanuel, o.c.d., L'influence de sainte Thérèsed'AvilasurThérèse de Lisieux, Editions du Camel, Collection Carmel Vivant, Toulouse, 2009
  • Sion, Victor, Le réalisme spiritual de Thérèse de Lisieux, Editions du Cerf, Paris, 2012
  • Guerra, Santiago, La salida hacia adentro: camino de interioridad, en Revista de Espiritualidad (58), (1999), 441-487
  • Orellana, Martínez, José Luis, Los católicos y la Revolución francesa, Madrid, Universidad San Pablo-CEU, artículo.
  • Velasco, Juan Martín, El fenómeno místico, Trotta, Madrid, 2009
  • Pouliquen, Tanguy Marie, La confiance fait des miracles, selon sainte Thérèse de Lisieux, Editions des Béatitudes, France, 2010

 



[1]Joan Coromines, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Berna, Francke 1954.  San Agustín lo explica diciendo: "Dicen que la misericordia se llama así porque hace que sienta miserable en corazón del que sufre por la miseria ajena".

[2]El cristianismo se vivía más desde el temor que desde el amor.  Todo era envuelto por una piedad de corte jansenista, es decir, un fuerte teocentrismo que se traducía en la vivencia de un temor reverencial a Dios, por miedo a no estar entre los elegidos y ser contado entre los condenados, así como en un fuerte rigorismo sacramental.  Surge un vasto movimiento devocional en torno a la persona de Cristo de carácter pasional: vía crucis, agonía de Jesús, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, al Santísimo Sacramento.  Surge el movimiento de la Adoración Nocturna y numerosas cofradías de adoración.  Es el siglo del sacramento de la penitencia, por la conversión de los librepensadores, por la propagación de la fe, por los misioneros. Cfr. T. Álvarez, Teófanes Vénard, en T. Álvarez-V. Martínez, Diccionario de Santa Teresa de Lisieux, 678.

[3]Velasco, Juan Martín, El fenómeno místico, Trotta, Madrid, 1999, 3ra., edición, p. 51-52

[4]Cf. Ms A, 35r°

[5]Cf. LT 196, 1v° / LT 197, v° /LT 201 / Ms A, 83v°

[6]Cf. Cf. Ms A, 5v°/ Ms A, 17 r° / LT 246

[7]Cf. Ms C, 3r° / LT 258 2r°

[8]Cf. Ms C, 35v° /3

[9]En Ramos, Rosario, En la entraña de Teresa de Lisieux, EDE, Madrid, 2008, p. 145.

[10] El término maniqueo es un adjetivo para designar al grupo de personas o persona que seguía las doctrinas de Maniqueo, que admitía dos principios creadores, uno para el bien y otro para mal.

[11]Los datos aquí compilados de los términos de la misericordia son tomados de: Rivas, Luis Heriberto, La Misericordia en las Sagradas Escrituras, Paulinas, Bogotá, 2016

[12]Los Carmelos franceses, en su mayoría, siguen una espiritualidad propia de la época como la inmolación, reparación y sacrificios por los pecados y los pecadores.  El mensaje que transmiten es más bien penitencial, necesidad de expiación y reparación victimal por los pecados de la sociedad.  Además, el Carmelo femenino francés fue foco de propagación de una serie de devociones que arraigan en la piedad del siglo XIX como a la Santa Faz, al Niño Jesús, la Preciosa sangre de Cristo.  Cf. L.F., Frontela, Entorno histórico de Teresa de Lisieux.  La vida en el Carmelo era centrada en el interior del convento, en donde ocupa un lugar importante el coro y la oración litúrgica y personal. Es una vida austera con espíritu ascético y penitencial.

[13]"Al ser la última de la familia, siempre había sido la más querida y la más colmada de ternuras por mis hermanas". Ms A, 44r°

[14]Cfr. Ms C, 11r°

[15]Cfr. Ms C, 12r°

[16]LT 243: "Coloquémonos humildemente entre los imperfectos, considerémonos almas pequeñas a las que Dios tiene que sostener a cada instante. Cuando él nos ve profundamente convencidas de nuestra nada, nos tiende la mano; pero si seguimos tratando de hacer algo grande, aunque sea so pretexto de celo, Jesús nos deja solas. «Cuando parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene» (Salmo XCIII). Sí, basta con humillarse, con soportar serenamente las propias imperfecciones. ¡He ahí la verdadera santidad".

[17]Ms A, 35r° :"Este fue un beso de amor, yo me sentía totalmente amada.  Yo te amo por eso me entrego a Ti para siempre".