Claves de discernimiento para tu vida espiritual
Fray José Luis Auquilla ocd
julio 2018
1. Introducción
El verbo discernir está formado por el sufijo mentum que es igual a medio o instrumento sobre el verbo discernir que proviene del latín “dicernere” que quiere decir, distinguir, separar, decidir. Este verbo se forma del prefijo dis quiere decir lo opuesto y el verbo cernere que quiere decir cribar, separar. El discernimiento es separar lo opuesto. En el discernimiento espiritual voy a separar lo que es de Dios y lo que no es de Dios.
El discernimiento se puede realizar desde dos planos, desde el plano humano o desde el plano divino. Desde el plano humano, la conciencia de la persona a través de una voz interna le dice lo que le sirve y no le sirve para su vida. Hay momentos, en la vida en que no hay más brújula que la propia conciencia. Por eso, para discernir desde el plano humano, se debe formar una conciencia en valores.
Por otro lado, el discernimiento desde el plano divino, hay una invitación de Dios, o moción que le llama no solamente a construir su vida sino el Reino de Dios. Pero discernir desde el plano cristiano, se nos presenta la voz de Dios que a veces quiere cambiar el orden del mundo a como nosotros vemos.
(Video de cómo discernir https://www.youtube.com/watch?v=EWCEkRCz2JE)
Más adelante vamos a retomar el discernimiento desde la parte humana, y profundizaremos en la herida que llevamos en nuestro cuerpo.
Finalidad del discernimiento:
El discernimiento tiene como fin conducirnos a la felicidad. Dicho de otro modo, el discernimiento nos ayuda a separar para saber cuál es el camino que lleva a cada persona a su felicidad.
El discernimiento nos ayuda a elegir, a tomar decisiones, dado que tenemos las cosas mezcladas. Cuando vamos a tomar una decisión se mezclan muchas cosas, como mezclamos los medios con los fines.
Lo que sabemos es que Dios quiere que elijamos lo que nos hace felices. Así nos dice en el libro del Deuteronomio capítulo treinta; pongo hoy ante ti la vida y la felicidad, la muerte y la desgracia. Si escuchas los mandamientos de tu Señor vivirás y te multiplicarás. Pero si no escuchas, morirás sin remedio.
Es importante en el discernimiento purificar y afinar el oído para escuchar lo que Dios quiere de nosotros.
La clave de la felicidad está en las decisiones que tomamos. Para poder discernir bien se necesita la libertad. (Chica obligada a casarse porque quedó embarazada). El problema de nuestra libertad siempre está condicionada (cultura, tiempo, educación, familia, circunstancias personales). Sin embargo, todos podemos decir que si o que no. Siempre me queda un espacio de libertad.
El futuro dependerá de las decisiones que tomemos. A veces creemos que el futuro ya está escrito en cada persona. De entrada el cristianismo rechaza esta concepción. Más bien, lo que el cristianismo afirma es que nosotros construimos nuestro futuro porque tenemos libertad para decir yo no quiero eso o yo quiero eso. Nuestra vida no es otra cosa que una suma de decisiones. Lo que he decidido en el pasado define lo que yo soy ahora y lo que yo decida hoy,definirá mi futuro.
Es cierto que las decisiones de los otros me afectan, (migración) pero hasta una cierta edad, pero como Jesús podemos decir no o sí. Urge tomar decisiones correctas y esto significa tomar en cuenta a Dios porque si quiero acertar tengo que saber lo que quiere Dios.
Finalidad del discernimiento espiritual
El discernimiento espiritual es una práctica fundamental en el dinamismo del ser y hacer del cristiano. En el discernimiento espiritual, se quiere lograr que la voluntad del hombre se alinee con la voluntad de Dios. Pero esto solo es posible desde el ámbito de la fe, que le lleva a buscar al cristiano la voluntad de Dios y sus caminos. Así lo señala Mateo cuando se refiere a la Providencia divina:“Busquen primero el Reino de Dios y todo su justicia y todas esas cosas se les dará por añadidura” Mt 6, 33.
El buscar la voluntad de Dios, no se refiere únicamente a las acciones que vayamos a realizar, sino también sobre los impulsos y motivaciones más hondas del ser humano. A esto se suma los complejos procesos interiores que conducen a tomar determinadas acciones que pueden ser irreversibles para la vida.
En el discernimiento también se debe tener presente que en la persona se mezcla la experiencia teologal y la psicología humana, en decir que opera por un lado la gracia de Dios y por otro lado los impulsos de la persona.
El discernimiento espiritual, más que una práctica, debe ser un estilo de vida. Así lo dice la carta de San Pablo a los Efesios, “Examinen lo que agrada al Señor y traten de comprender cuál es su voluntad” (Ef 5, 8.17). Un cristiano está llamado a vivir en un continuo dinamismo espiritual de atención y discernimiento de sus pensamientos, sentimientos, tendencias y acciones, con el fin de distinguir en todo momento, cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable lo perfecto. (Rm 12, 2)
2.-Contenido
La condición del hombre
El hombre como un pozo. Los dos rostros del corazón de la persona humana
Desde San Ignacio se puede decir que el corazón del hombre tiene dos rostros; por una parte una realidad golpeada, vulnerada que lo vamos a llamar “herida”. Por otro lado, hay un rostro con un potencial, unas fuerzas, unas posibilidades, un conjunto de fuerzas positivas, a esto lo vamos a llamar pozo. Es así que la herida y el pozo son los dos rostros de la persona humana, es lo que hace que sea ella misma. La herida como el pozo estáinsertos en un manantial que es aquello que hay en nosotros mismos, que es inalterable, inagotable, lo que nos da más intimidad.
Estos dos rostros somos nosotros y conviven con nosotros, y es lo que va dando identidad a la persona. De allí que debemos ser más conscientes de nuestro inconsciente. Estos dos rostros es lo que somos y hacemos con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
Para poder comprender desde que parte vives y actúas más, tomemos como ejemplo a las moscas y a las abejas. En donde suelen estar cada una? Vamos a adentrarnos a analizar y a describir estos dos rostros del corazón:
1. El peso de la herida:
Las heridas es a veces lo que primero aparece y resalta en una persona. También aparece muy rápido porque al no conocer, nos lleva a comportamientos y actitudes que nos hacen daño. Las heridas que no se han sanado totalmente enturbian el pozo, teniendo como resultado el oscurecimiento de nuestras potencialidades sin poder realizar nuestros deseos más profundos.
Pues bien, todas las negatividades que pueden estar presentes en nuestra vida, es el peso de las heridas que han sido marcadas por las primeras experiencias. Es así, que por ejemplo, desde el seno materno, la persona venimos preparados para vivir en plenitud, pero ya desde el seno vamos recibiendo estímulos que marcan y que luego con la infancia van configurando nuestra parte herida.
Hay que tener presente que la herida puede ser por falta o por exceso, es decir por la no satisfacción o por la satisfacción exagerada.
Por otra parte, cuando se están provocando las heridas y se están gestando los miedos, en el inconsciente se da también al mismo tiempo, la formación de los mecanismos de defensa con los cuales quieren impedir ser golpeados. Estos primeros mecanismos de los niños son mecanismo que se forman de manera inconsciente, involuntaria y sin darnos cuenta. A la vez que se forma los mecanismos inconscientes también se forman los mecanismos corporales que llegan a ser como el gran mecanismo de defensa.
Luego de haber analizado en qué consiste la herida, ahora pasamos a ver cómo se puede reconocer estas heridas, porque las heridas se notan y se ve cuando la persona está cuando desde la parte golpeada.
Los síntomas, que delatan la herida de la persona, se ve reflejada en las compulsiones, las reacciones desproporcionadas, el sentimiento mal sano, la baja estima personal, las voces negativas que nos repetimos la postura corporal y en general un patrón negativo de conducta.
Vamos a describir cada uno de estos síntomas:
- Compulsiones: la compulsión es un mecanismo psicológico inconsciente que brota de los miedos, por esa razón la compulsión quiere de forma obsesiva que al final llevan al miedo que se originó. Entre las compulsiones que están asociadas al miedo encontramos; el ser perfeccionistas para evitar ser condenadas. El ser extremadamente servicial para evitar el no ser querido, pero justamente por eso se genera el rechazo de los demás. El buscar tener éxito antes que nada por miedo al fracaso pero va de equivocación en equivocación. El querer ser diferente para no ser condenado. El ser un acumulador intelectual por miedo al vacío. El seguir la norma por miedo al abandono. El buscar el placer exponiéndose constantemente al sufrimiento. El tener el poder, por miedo a mostrar su fragilidad. El ser un pacifista enajenado por miedo a los conflictos. Todas estas y otras muchas más compulsiones pueden estar motivadas por heridas más que por decisiones personales.
¿Cómo acontecen las compulsiones en la vida espiritual?
Las compulsiones como se ha dicho, generan un miedo en la persona, el mismo que quieren evitar. Esto hace que genere una imagen distorsionada de Dios. Las compulsiones hacen que no se perciba al Dios de Jesús sino que se adore un dios fetiche que hace alianza con nuestra propia compulsión. Por ejemplo; un dios perfeccionista que te premia si eres perfecta (si te portas bien dios te premia, si te portas mal, dios te castiga) imagen de dios mercantilista. Un dios que exige sacrificios (rezar por cumplimientos, novenas, diezmo), un dios de los méritos personales (y cuando pases por una frustración), ídolo hasta de la obsesión sexual. Cuando tenemos una fe desde nuestras compulsiones, lo que tenemos son imágenes distorsionadas del Dios que nos presenta Jesús, es así que a veces concebimos a Dios como mercantilista, vengativo, controlador, exigente, abandonador, posesivo, dominante, ritualista, normativo, prohibitivo, incluso puede ser un dios más aplastante que la propia compulsión y la herida que llevamos.
-reacciones desproporcionadas: es una especie de hiper-sensibilidad, que le hace ver a la persona la herida por todos lados, que hace que encuentres por donde vayas, datos, experiencias que confirman tu sentimiento vulnerado en la infancia. Podemos comparar lo dicho con las siguientes expresiones que a veces escuchamos con frecuencia; no me quieren, no soy importante, no me valoran, no creen en mí, me van a hacer daño, si no hago esto me abandonarán…
Estas reacciones son desproporcionadas con el estímulo presente pero muy proporcionadas a lo que ocurrió antes. En otras palabras, no me afectan mucho los estímulos nuevos del presente sino estímulos del pasado que voy encontrando en el presente.
- Culpa mal sana: es el remordimiento que lleva a la negación del auto perdón, y por tanto incapacita para experimentar muchas veces la gratuidad del amor humano y desde el plano espiritual, la misericordia de Dios. El remordimiento lo que hace es encerrarte en ti mismo, lamentándote de tu incapacidad y autodestruyéndote con las cosas que te dices. Ante el remordimiento lo que se tiene que hacer es centrarte en las consecuencias de las acciones, para aprender de ello y buscas salidas de reparación.
- Baja estima: la herida, se manifiesta también en el síntoma de la baja estima, baja valoración de ti misma, que te impide conocerte, autovalorarte y evaluarte de forma objetiva. Se debe reconocer tanto las limitaciones, defectos, pero también las capacidades, aceptando como parte integral de ti mismo.
Te hacen magnificar tus fragilidades imposibilitando que creas y te comprometas con tu propio crecimiento. La baja estima también no te permite percibir y valor objetivamente a las otras personas, que son seres con potencialidades y fragilidades que también están en el esfuerzo constante de superarlas.
La baja estima se debe a las voces que escuchamos y nos hicieron daño. Estas voces si no han sido superadas, pueden estar activas quizá con el mismo grado de la infancia o mayor.
-Patrón negativo de conducta: la herida, la vulneración genera un patrón de conducta vulnerado que frecuentemente es sostenido por las falsas ganancias. También se manifiesta en una determinada postura corporal que de alguna manera refleja nuestro interior vulnerado.
En síntesis podemos decir que la parte herida del pozo, de nuestro interior, o del inconsciente como dirían los psicólogos, es un caldo de cultivo para la acción del mal. De todo esto, se desprende la necesidad de trabajar toda esa parte golpeada, curar tus heridas y poder ser una persona más apta. No se logra trabajar solo desde un conocimiento racional de lo que dice la psicología, es importante tener experiencias de trabajo de esas partes golpeadas que te permitan ir soltando tu cuerpo y todo lo que en él tienes grabado, herido, lastimado.
2. El rostro de la potencialidad del ser humano
Este otro rostro del corazón, que poco conocemos porque como lamentablemente muy poco nos permitimos entrar en él, este otro rostro está en lo más hondo, más íntimo que mí mismo como dice San Agustín, es un tesoro y lo más auténtico de nosotros mismos. Desde la teología, podemos decir que el potencial es nuestra dignidad de Hijos de Dios.
El crecimiento personal y espiritual que queremos tener todos, solo se podrá crecer si se nutre con el agua del propio pozo, en otras palabras, con el agua que nace del manantial interior. Es así que el manantial interior alimenta el pozo, el pozo de nuestras cualidades, afectos, potencialidades, y hace que brote hacia el exterior. El agua dice San Ignacio de Loyola, no sirve para sí mismo, sino para los demás, es decir, ser personas para los demás.
Al igual que las heridas tienen unos síntomas que se evidencian en la persona, ahora vamos a pasar a describir los síntomas que develan nuestro pozo, nuestro propio manantial, nuestro castillo Interior que se hacen que se note que vivimos más desde la parte del corazón que de la herida.
Potenciar la positividad, se debe notar por ejemplo en el compromiso con tu proceso continuo de crecimiento, en la capacidad de autocriticarte positivamente, en la capacidad de tomar decisiones, en la libertad, en las relaciones, en la aceptación de la crítica externa para el crecimiento, en la ausencia de miedos psicológicos, en el manejo de la culpa sana, en las reacciones proporcionadas a las realidades presentes, en la disimulación de los empleos de mecanismo de defensa y en la posibilidad de abrirse al amor misericordioso del Dios de Jesús.
La autoestima positiva: consiste en valorarte positivamente y objetivamente a ti y también a los demás significa aceptarte y aceptar como personas con dos rostros en su corazón.
Saber trabajar; el trabajo nos constituye como personas humanas. Saber trabajar es cultivar el ser con lo que hacemos. En otras palabras, el trabajo debe ser fruto de tu constitución íntima, de manera que las cosas que hagas, lleve tu sello.
Construir el amor. Es la capacidad de establecer relaciones sanas, profundas, verdaderas y sólidas. Es tener sensibilidad por las urgencias de los demás. Para la construcción del amor, necesito de los otros. Por esa razón el amor debe llevar a la solidaridad.
Consciencia solidaria: es tener conciencia de que el ser humano es corresponsal del bien de los demás.
3. Discernir desde el plano humano
De entrada para discernir desde el lado humano se necesita un buen conocimiento propio desde el punto de vista psicológico. En la vida de la persona existe por un lado unas fuerzas internas negativas(herida), que terminan haciendo daño a sí mismo y a otros. Pero también podemos encontrar una fuerza que permite actuar desde lo mejor del corazón del hombre, desde el pozo.
Siguiendo a Carlos Cabarrús desde el libro de la danza de los íntimos deseos, vamos a volver a tomar los tres elementos que contienen el manantial de cada persona; la propia identidad, la conciencia y la experiencia del Agua Viva, que es Dios en lo más íntimo.
3.1 La identidad
De entrada podemos preguntarnos qué es lo que nos hace ser nosotros mismo. Ciertamente hay cualidades que nos dan identidad, estas son por ejemplo; el color de la piel, nuestro género, incluso nuestra profesión. Sin embargo, lo que nos hace únicos en la vida son esas fuerzas en nuestro interior que nos hacen capaces de soportar los peores momentos de la vida. Esas fuerzas no son las mismas para todos. Podemos preguntarnos, ¿Cuáles son esas fuerzas que te hacen ser único en la vida?
A esas fuerzas, lo vamos a llamar, deseos. La persona deberá poner mucha atención a la fuerza que tienen los deseos más profundos que albergan en nuestro manantial. Hay niveles de deseos, los más profundos hablan de lo que de verdad puedo ser yo.
3.2 La conciencia, el sensor del corazón
En nuestro manantial, también encontramos la conciencia. La conciencia no son las normas, lo que nos impone “deberías”. La conciencia se entiende como la voz de nuestro manantial. Decíamos anteriormente que para discernir era necesario purificar y afinar el oído para escuchar la voz de la conciencia, si vamos a discernir desde el plano humano o la voz de Dios desde el plano espiritual.
La conciencia me dice dos cosas; quién soy y que hacer. Dicho de otro modo, la conciencia me dice en un primer momento; esto te da vida, esto te la quita, esto te hace bien esto te hace mal. Y después nos dice la conciencia esto te toca hacer y esto no lo puedes hacer.
Dado que la conciencia me dice a través de la voz lo que debo hacer, entonces tengo que tener presente los deseos que se encuentran en mí manantial. A continuación vamos a pasar a explicar lo que son los deseos.
- Los deseos: los deseos son sensaciones poderosas que impulsan nuestras acciones más allá de donde nos imaginamos. Los deseos mueven a la persona y moviliza la historia. Cabarrús, propone dejar brotar los deseos, pero los deseos más profundos del hombre que deben terminar según Cabarrús en llegar a ser persona en plenitud y una persona solidaria con los demás. La plenitud de la vida, está enmarcada en la solidaridad que tiene que ver con la búsqueda de la vida y de la felicidad. En definitiva, la solidaridad solo se da en el compartir. El amor es nuestra batalla siempre. El agua del pozo es para los demás.
Lo interesante sería unir la conciencia a los deseos de tal manera que tenga una coherencia entre lo que soy y tengo que hacer.
Dos maneras de formar la conciencia:
- Brote la conciencia: Lo primero que hay que hacer respecto a la conciencia es que emerja, que brote, para que no vivamos o hagamos las cosas de forma impositiva. Cuando decimos que se necesita brote la conciencia, nos estamos refiriendo a escuchar su voz y no otras voces externas que nos dicen lo que debemos hacer. Es una tarea auto formativa, que solamente nosotros podemos hacer, nadie más.
Formación de la conciencia:una vez que emerge la conciencia, se debe formar. En lo que debemos formar la conciencia es en valores. Los valores son aquellos objetivos que cuando los logramos nos realizan en lo más profundo de lo que somos.
Los valores son medibles, por el mismo hecho de ser valor se pueden evaluar, se pueden medir resultado. Entre los valores a formar urgentemente encontramos, la tolerancia, la justicia, la solidaridad.
La formación de la conciencia en los valores no debe partir de valores individuales, o del grupo étnico, o de una denominación o de una comunidad religiosa, sino que debe empezar abriéndose a experiencias con contenido de preocupación universal y desde allí se podrá descender a valores específicos.
¿Desde que experiencias se puede formar en valores? los valores no se forman en una aula de clases o en una materia de ética. El lugar donde se forman los valores es en el aula de la vida, del campo de las experiencias. Especialmente los valores se forman en el contacto con el dolor del mundo. Tal vez nos salte la pregunta, ¿Por qué con el dolor? Porque de esta manera el dolor nos afecta, quizá nos marca y nos hace crecer en la conciencia. Desde Ignacio de Loyola se puede decir que formar es experimentar.
Necesidad de un acompañante:en el nivel del contacto, de la experiencia necesitamos de alguien quien nos acompañe de cerca. Y esto es necesario por dos cosas; lo primero porque esos golpes que has vivido ante la desilusión, ante la impotencia ante el hambre, ante la violencia sin fin nos permitan recuperar e internalizar la interpretación de esos acontecimientos para sacar algo bueno. José María Castillo, decía que una crisis mal resuelta es un valor perdido. Lo segundo por lo que es importante el acompañante es porque nos ayudará a retomar la alegría y a mirar mas allá donde ven nuestros ojos.
Podemos decir que la formación en la conciencia no es nada fácil, dado que no consiste en acomodarse a la mentalidad del mundo, sino trasformar, es decir nadar en contracorriente. Para poder comprender un poco más acerca de este nadar en contracorriente, quisiera traer el ejemplo del salmón, quien nada en contra la corriente en búsqueda del manantial donde ha nacido para reproducirse. Pero al salmón no le es fácil regresar donde ha nacido porque durante el trayecto de ascensión por el río tienen que ir sorteando los remolinos de agua, las rocas más grandes, osos y otros depredadores, los árboles que haya en mitad del río, la contaminación por envases y plásticos, y todo ello a contracorriente.
Todos estos obstáculos provocan un mal estado en el cuerpo de los salmones que hacen que su aspecto se vuelva deteriorado comparado a cuando vivían en los mares.Los salmones no vuelven solos, vuelven acompañados y en tramos altos lo hacen en filas. En el discernimiento es importante un grupo de apoyo, una comunidad un acompañante que nos ayuden a identificarnos con los valores.
En esto consiste el discernimiento, en volver al manantial del pozo donde está la verdad de nuestra vida.
Volviendo a la formación de valores, tenemos que tener presente que formar en valores es un proceso. Los valores se forman por la repetición de los hábitos, creados por repeticiones de actos, pero nacidos de experiencias de interés y de cariño.
Por ejemplo, el valor de la puntualidad.
3.3 El Agua Viva
En el manantial también nos encontramos con esa Agua o Fonte que llama San Juan de la Cruz.
Qué bien sé yo la fonte que mane y corre,
aunque es de noche.
1. Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.
3. Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.
4. Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
5. Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes.
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.
7. El corriente que nace de esta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.
8. El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.
El manantial también nos abre a la experiencia del Dios de Jesús. En el discernimiento cristiano, podemos preguntarnos ¿cómo saber si lo que voy encontrando es verdaderamente el Dios que Jesús nos presentó o aún estoy inmerso en los fetiches? Para responder a este interrogante nos conduce a otros requisitos y presupuestos que vamos a ver a continuación desde San Ignacio de Loyola, pero sobre todo desde nuestra Santa Madre Teresa de Jesús.
3 Discernimiento desde el plano cristiano
Algunos términos que se utilizan en el discernimiento
Moción o buen espíritu
Dios por ser Espíritu se comunica a nuestro espíritu para que podamos vivir una vida espiritual y no desde la carne. Así lo dice San Pablo a los romanos; ustedes no vivan según la carne sino según el Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes(Rm 8). Los que viven desde la tendencia de la carne desembocan en la muerte, más los que viven desde el espíritu conducen a la vida y a la paz.
Dios se comunica al ser humano, desde dentro, provocando en el corazón unas invitaciones, unos impulsos. A esto lo llamamos moción.
Cómo saber cuándo es buen espíritu: el buen espíritu nos invita con desafíos, pruebas con cosas que no son tan agradables. (Teresa en fundación de medina; ¡Oh válgame Dios! Cuando Vos Señor, queréis dar ánimo, que poco hacen todas las contradicciones. Antes parece me animó, pareciéndome, pues ya se comenzaba a alborotar el demonio que se había de servir al Señor en aquel monasterio. Con todo le dije que callase, por no alborotar el demonio que se había de servir el Señor de aquel monasterio).
Mal espíritu: también existe el mal espíritu que nos seduce nos llama y nos convida. El mal espíritu seduce desde fuera de nuestro cuerpo, desde la televisión, internet, celular entro otras cosas. El mal espíritu, nos seduce tentándonos descaradamente (poder, dinero) o bien de forma sutil, defendiendo los medios y no los fines.
El mal espíritu nos invita con sensaciones desagradables o negativas que nos producen desconsuelo.
Consolación: si se está consolado, se experimenta comprensión, entiende, encuentra la explicación de algo. Visualmente tiene claridad, a nivel auditivo hay en el interior palabras de ánimo y en el corazón sientes paz, ánimo.
Desolación: provoca lo contrario a la consolación. Se experimenta confusión, incomprensión. Visualmente hay oscuridad y turbulencia, auditivamente sientes ruido, palabras de desánimo y el corazón se llena de inquietud, ansias y tristeza.
En el discernimiento debemos tener presente que el espíritu siempre trabaja de forma contraria.
Regla básica del discernimiento:
Primero: tengo que saber que estoy experimentando. No puedo dar un diagnóstico sin antes examinar, revisar para decir lo que me está pasando. Por esa razón es fundamental el autoconocimiento que vamos a ver a continuación desde Santa Teresa.
Segundo: luego del diagnóstico tengo que saber a dónde me lleva lo que estoy experimentando. No preguntarnos y esto por qué Señor, sino y esto para qué.
En definitiva, si algo que experimento en mi interior o fuera, me lleva al Reino de Dios, entonces es de Dios. Si por el contrario, lo que siento me aleja del reino de Dios entonces es del mal espíritu, no de Dios. El mal me propone destruir el Reino de Dios para que no lo sigamos.
Claves para un discernimiento teresiano
- Autoconocimiento:
Personalmente creo que el primer paso para entrar en un discernimiento es el conocimiento propio. Es fundamental la honestidad con la propia realidad, en otras palabras no podemos madurar humanamente ni acoger la voluntad de Dios si no tenemos clara conciencia de nuestros límites y posibilidades. Solamente se puede hacer un camino espiritual si a la base del conocimiento propio, está operante la verdad de quienes somos.
Desde Santa Teresa de Jesús podemos aprender que para conocernos verdaderamente debemos hacerlo desde la mirada de Dios y no la nuestra. Solo conociendo a Dios en sus grandes atributos, podemos conocer adecuadamente a la persona; Teresa lo dice de la siguiente manera:
“Jamás nos acabamos de conocer, sino procuramos conocer a Dios; mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza; y mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando su humildad veremos nuestra suciedad; considerando su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes” (1 M 2,9)
Según Santa Teresa y desde la teología del génesis, el fundamento de la persona es la dignidad de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Por haber sido creados, también somos habitados en lo interior por la presencia misma de Dios. De allí se despliega la comunicación que cada uno puede tener con Dios, es decir, el hombre es capaz de Dios y puede comunicarse y comprender su plan salvífico.
El autoconocimiento no consiste en una percepción estética contemplada desde fuera, sino desde la hermosura del Misterio Divino que alberga en el interior de la persona. En la sociedad que vivimos, se corre el riesgo de vivir sin conocernos, e importa más lo que tenemos o hemos alcanzado que lo que somos.
La falta de conocimiento, impide un sano modo de relacionarnos con los demás y obstaculiza la acción de Dios en la propia vida.
Cuando caemos en la cuenta de que somos creados por Dios y la dignidad que poseemos, también descubrimos que Dios ha querido agraciar la condición humana. En otras palabras, si en la creación o en la naturaleza, el creador ha dejado su huella en las cosas, cuanto más Dios ha puesto sus atributos, sus dones, sus cualidades, su Ser en nosotros, que nos hace exclamar con gratitud; “Abba Padre”.
En el conocimiento propio a más de la dignidad que poseemos, también debemos tomar conciencia de las limitaciones propias y pecados. El conocer ese lado oscuro (herida) debe llevar a la aceptación para poder redimir con la gracia y el trabajo personal. Pero además, al conocer las limitaciones, también ayuda a considerar que lo bueno que hay en cada persona es obra de Dios.
La persona que se vaya conociendo, a su vez deberá ir identificando las cosas por cambiar. Asimismo, deberá ir aceptándose de forma serena en su humanidad porque aunque no lo sepa está acogiendo al mismo Cristo en su existencia. Recordemos la frase; mientras más humanos, más divinos. Porque Cristo se hizo humano y su gracia irá acompañando a la persona a una conversión y a un amor mutuo.
Podemos hacer una síntesis del conocimiento propio, el cual está centrado en tres tipos de conocimiento:
1. Conocimiento de los atributos divinos (verdad, bien, amor, poder, ciencia)
2. Conociendo el proyecto que Dios tiene sobre cada ser humano, valorando la dignidad y considerando los dones y talentos recibidos del mismo Dios.
3. conociendo las limitaciones y pecados, para poder redimir, porque lo que no se puede tomar conciencia de algo que no se conoce y no se puede redimir cuando la persona no ha identificado y ha tomado conciencia.
Peligros de los falsos conocimientos de sí mismo:
- El demonio tuerce el propio conocimiento
De entrada, en el discernimiento espiritual también existe el mal espíritu y anda de por medio. Esto lo podemos comprobar en la carta de Pedro diciéndonos; “sed sobrios y velad, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistirle firmes en la fe” (1 P 5, 8)
El demonio, incitará a una persona orante o bien a desvalorarse, en palabras de Teresa a ser pusilánime o en todo caso, a confiar demasiado en sí mismo. El mal espíritu le tienta a la persona en una falsa humildad. Para ello, Teresa nos invita a poner los ojos en Cristo puesto que de esta manera, ennoblece el entendimiento y la voluntad.
El mal espíritu tienta al orante de dos maneras;
-amplificación de las culpas, pecados, miserias, robándole la paz.
-creerse demasiado virtuoso “adonde el demonio puede hacer gran daño sin entenderle es haciéndonos creer que tenemos virtudes no las teniendo, que esto es pestilencia” ( 38, 5)
- Virtudes para condenar
La persona en muchas ocasiones al tener un gran celo por Dios pretende con mucho ruido de palabras provocar en los demás los mismos deseos que el tiene y con la escasa virtud que posee, ponerse de maestro. Luego puede llegar a la situación de convertirse en motivo de contradicción.
“Y esto hace el demonio, que parece se ayuda de las virtudes que tenemos buenas para autorizar en lo que puede el mal que pretende, que por poco que sea, cuando es en comunidad, debe ganar mucho, cuanto más que lo que yo hacía malo era muy mucho” V 13, 9.
-Tentación de saborear indiscretamente los gustos espirituales
Existe el peligro que cuando Dios da muchos gustos espirituales, estos sirven para juzgar infelizmente a quienes no lo tiene. “Porque no sabemos si los gustos son de Dios o si los pone el demonio. Y si no son de Dios, es más peligro, porque en lo que él trabaja aquí es en poner soberbia; que si son de Dios, no hay que temer; consigo trae humildad” C 17, 3
- Falsos fervores con la finalidad de enfriarlos en la caridad para con el prójimo
Hay personas que dicen que son espirituales pero no siguen las mociones del Espíritu de Dios, sino que se siguen a ellos mismos. Estas personas quieren hacer más su voluntad que la de Dios; están llenas de buenos deseos, por ejemplo el querer hacer penitencias desconcertadas. (a veces sin permiso de la priora…)
También algunas personas un celo por alcanzar la perfección, esto es bueno, pero hay algunas personas que cualquier falta que encuentren en los demás le pareciese un gran pecado y se convierten en jueces de los demás. Ante esto diría Santa Teresa del Niño Jesús: La verdadera cariada consiste en soportar los defectos de la hermana.
Ante estas tentaciones de los ímpetus de la perfección Teresa de Jesús responde diciendo; “entender hijas mías, que la perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo y, mientras más perfección guardáremos estos dos mandamientos, seremos más perfectas. Toda nuestra Regla y Constituciones no sirven de otra cosa sino de medios para guardar esto con más perfección”
Bibliografia
Esta charla está recogida en su mayoría de dos libros a saber:
- Discernimiento Teresiano, Escobar Oswaldo, Bogotá, San Pablo, 2017.
- La danza de los íntimos deseos, Cabarrus Carlos, España, Bibao, 2006
- Videos sobre el discernimiento espiritual de Gerardo Aste S, J https://www.youtube.com/watch?v=EWCEkRCz2JE