Frailes Carmelitas Descalzos en Ecuador

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El Discernimiento Vocacional en la Orden Seglar

Myrna Torbay ocds

Julio 2016

Ante todo, gracias por la oportunidad de compartir esta reflexión, cuyo único propósito es proponer algunas pistas para continuar trabajando juntos este tema del Discernimiento Vocacional en el Carmelo Seglar.  Gracias a mi comunidad, al P. Javier, P. Maximiliano, P. Alzinir, por los diálogos establecidos en torno a este tema.  A lo largo del día, hemos estado aproximándonos a los elementos fundamentales del carisma, desde diversas perspectivas, y esta tarde ofrecemos una más.

Ya desde el año 2000, el P. Aloysius Deeney Delegado General para la Orden Seglar, introducía el tema en el Congreso Internacional celebrado en México, y posteriormente en el año 2003-2004, emitía un documento titulado “Elementos para el discernimiento de la Vocación a la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos”.  También en la RATIO INSTITUTIONES PARA LA ORDEN SEGLAR del 2009, aparecen una serie de artículos en los que se mencionan las cualidades que indican aptitud para la vocación al Carmelo Seglar, además de plantear brevemente el tema del discernimiento de la vocación.

Por lo tanto, partiendo de los elementos fundamentales propuestos en estos documentos, intentaremos dar un paso más desde la experiencia vivida en estos últimos años.

En el Congreso de México, nos decía que “todos los Carmelitas de cualquier estado de vida o estado vocacional son llamados (subrayo esta palabra) a meditar día y noche la ley del Señor”, y desde esa perspectiva habría dos preguntas a responder: ¿Por qué quieres ser carmelita seglar? y ¿Por qué quiere Dios que seas Carmelita Seglar?, y las respuestas tendrían que ser iluminadas por una clara comprensión de la identidad de los laicos, y su lugar y misión en la Orden del Carmelo Descalzo, desde el Magisterio de la Iglesia; es decir, laicos llamados a vivir la espiritualidad teresiana-sanjuanista, al servicio de la Iglesia y del mundo.

Continúa diciendo: “El mundo tiene necesidad de lo que el Carmelo ofrece y este tiene la responsabilidad de decir su mensaje al mundo.  Los días de dejar al sacerdote hacer todo han pasado… cada vocación trae una responsabilidad [y] ser un carmelita [seglar] no es un pasatiempo espiritual, sino una responsabilidad espiritual”.

En tal sentido, plantea como “criterios fundamentales para el discernimiento”:

  1. La progresión en santidad, como crecimiento hacia la plenitud de la vida cristiana y a la perfección en la caridad… ser “instrumentos de santidad”, desde la coherencia entre lo que se profesa y lo que se vive.
  2. La progresiva comunión eclesial, desde la confesión de la fe católica, la comprensión y apropiación del Magisterio, la comunión con el Papa y los Obispos, el reconocimiento de la legítima pluralidad de las diversas formasasociadas de los fieles laicos en la Iglesia, y la disponibilidad a la recíproca colaboración.
  3. Y el progresivo compromiso con la evangelización y la construcción de unasociedad más humana, no sólo desde el apostolado individual, sino también desde el apostolado comunitario, particularmente en el ámbito de la pastoral de la espiritualidad.

También menciona los diversos elementos que conforman el carisma de la Orden: es contemplativo, es mariano, es servicio, es comunidad, e invita a profesar todos estos elementos sin excluir ninguno de ellos.

Por lo tanto, en ese documento nos propone el discernimiento de la vocación, desde la clara consciencia de estar respondiendo a la “llamada”, en la comunidad adecuada, y del estar progresando en el compromiso y vivencia de esa vocación.

Posteriormente en el segundo documento, quizás más conocido y estudiado en nuestras comunidades, comienza describiendo a un miembro del Carmelo Seglar “como un miembro practicante de la Iglesia Católica, que bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, inspirado por Santa Teresa de Jesús y por San Juan de la Cruz, se compromete con la Orden a buscar el rostro de Dios, para bien de la Iglesia y del mundo”, y continúa con una breve descripción de seis elementos que conjuntamente definen el perfil del carmelita seglar:

1.  Miembro practicante de la Iglesia católica, con la capacidad de participar plenamente de los sacramentos con “una conciencia clara”

2.  Bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, vivida no sólo como una devoción mariana, sino como una inclinación a imitar a María, como persona incondicionalmente disponible para cumplir la voluntad de Dios, [al igual que su esposo San José], meditando y guardando en el corazón la Palabra de Dios, y dejándose permear plenamente por ella.

3.  Inspirada por Santa Teresa, San Juan de la Cruz y todos los santos del Carmelo, quienes imprimen el carisma de la Orden, por lo tanto, es importante conocerles para vivir en fidelidad la herencia espiritual que nos han dejado, pero sobre todo, vivir la comunión plena con Dios, tal como ellos la vivieron, y acompañar a otros en esa experiencia.

4.  Comprometido consigo mismo, con la comunidad, con la Orden y con la Iglesia, en la forma de las Promesas de los Consejos Evangélicas, pues se trata de un acontecimiento que introduce a la persona en el dinamismo permanente de la toma de conciencia de todas aquellas realidades que le dificultan vivir la pobreza, la obediencia y la castidad, en el espíritu de las bienaventuranzas, especialmente en la comunidad (este ámbito es muy importante), y en todas las realidades en las que se desempeña.  “Las Promesas son un compromiso de una nueva forma de vida, en la cual, con una lealtad a Jesucristo, marcan a la persona y la manera en que esta persona vive”.

5.  Buscar el Rostro de Dios, para poder conocerle, amarle, y servirle, mostrando su rostro misericordioso a una sociedad necesitada de Él.  La contemplación es un don de Dios que no se obtiene por los propios méritos sino por pura gracia, y acompaña el crecimiento en el espíritu con el crecimiento de las virtudes, y un mayor compromiso ético y moral, que favorecen la justicia y la cultura de la paz.  Por tanto, no se trata de orar por orar y nada más -una contemplación vaciada de sentido y contenido-, sino de actuar en consecuencia por la práctica de las virtudes y la caridad.

6.  Para el bien de la Iglesia y del mundo, como resultado del entendimiento del lugar del Seglar en la Orden y en la Iglesia, y como fruto de la oración vivida como amistad transformante, de cara a ofrecer a tanta gente que vaga por el mundo, confundida y sin sentido, la herencia del Carmelo Descalzo como mediación para un encuentro personal con Dios, en la persona de Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo.

Indudablementeestos documentos, contienen todos los elementos para el discernimiento vocacional del Carmelita Seglar, y están a disposición de las comunidades desde el año 2000; sin embargo, en la práctica, existe una voz generalizada sobre las dificultades que supone para las comunidades discernir la vocación y los procesos vitales de sus miembros, e intuyo que quizás sea un asunto más de orden metodológico, por una parte, y por la otra, la dificultad que supone tanto para los miembros de los Consejos como para los Padres asesores la corrección fraterna cuando es mal entendida u orientada.

En el año 2005, tuve la oportunidad de participar en un proceso de reflexión sobre este tema, liderado por el Consejo de la Fraternidad de la Comunidad del Carmelo Seglar de Hazmiye, Líbano, presidido por Joe Kareh, y acompañado por el entonces asesor Fr.  Raymond Abdo ocd, en el que durante varios meses estuvimos estudiando estos documentos, y reflexionando juntos sobre las implicaciones que tendrían en la vida de cada carmelita seglar y en la vida de la comunidad.

Lo primero fue, una puesta en común de lo que estamos entendiendo por vocación, qué entendíamos por discernimiento, de qué trata el discernimiento de una vocación al Carmelo Seglar, y por qué era necesario este proceso.  Necesitábamos hacer juntos ese camino, como paso previo al estudio de los documentos.

Posteriormente, y partiendo del hecho de que en definitiva todo se traduce en la experiencia de comunión de amor con Dios, la comunión de voluntades como lo dice nuestra Santa, decidimos hacer una “lluvia de ideas”, y analizar las convicciones, valores, orientaciones prácticas y frutos que dinamizan ese proceso, y el cual presento brevemente a continuación:

Comunión de Amor

Convicciones

Valores

Orientaciones prácticas

Frutos

Con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo

Dios nos ama y nos ha creado para Amar experimentemos el Verdadero Amor, y podamos Amar como Él nos Ama

Amor

Compromiso

Fidelidad

Confianza

Obediencia

Gratuidad

Perdón

Reconciliación

Misericordia

Respeto

Trato de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama…

Vida sacramental

Contemplación: Mirar a Dios y dejarse Mirar por Él

Amor

Caridad

Paciencia

Humildad

Disponibilidad

Confianza...

Con la Virgen María

Madre y modelo de obediencia, oración, y discernimiento de los acontecimientos

Silencio

Presencia

Mansedumbre

Disposición

Interioridad

Fidelidad

Confianza

Dignidad

Amarla, contemplar su vida y sus actitudes para seguir su ejemplo

Silencio

Escucha

Interioridad

Paciencia

Confianza

Con la Iglesia

Diversidad de carismas y dones

Valoración del Magisterio

Amor

Respeto

Participación

Obediencia

(sumisión de la inteligencia y de la voluntad)

Participación comprometida

Estudio y reflexión

Identidad

Respeto

Con la Orden desde Teresa y Juan de la Cruz

Integración a la Orden por reconocimiento de la vocación seglar, a vivir la comunión de amor

Trato de amistad

Fraternidad

Humildad

Desasimiento

Oración

Meditación

Contemplación

Dignidad Humana

Interiorización

Conocimiento de los Santos y la doctrina teresiano-sanjuanista

Misión

Disponibilidad

Compromiso

Amor

Identidad

Fraternidad

Fidelidad

Responsabilidad

Consigo mismo

Morada de la Trinidad

Llamada

Dios capacita para responder

Dignidad humana

Humildad

Conversión Finitud

Autonomía

Examen de conciencia,

Reconciliación

Conversión

Arrepentimiento

Madurez

Sabiduría

Confianza en sí mismo

Misericordia

Perdón-

Reconciliación

Con el otro, el prójimo

Todos somos imagen y semejanza de Dios

Compartimos la misma dignidad, el mismo proyecto, la misma condición y capacidad

El otro es otro yo

Dignidad

Respeto

Consideración

Amor

Integridad

Autonomía

Igualdad

Solidaridad

Tolerancia

Aceptación del otro

Diversidad

Corrección fraterna

Reciprocidad

Bienaventuranzas

Realización

Gozo

Plenitud

Con el mundo, toda la creación: la misión

Nos comprometemos por el bien y la salvación del mundo, para responder a sus necesidades

Corresponsabilidad social

Participación cotidiana en la construcción del Reino

Obras quiere el Señor

En pequeña escala un mundo más vivible

 

Hecho esto, comenzamos a estudiar detalladamente el documento del P. Aloysius, de la mano de lasConstituciones, obteniendo como resultado unas orientaciones básicas, que os presento a continuación, y que podrían servir de base para la formulación de unas guías de apoyo, que orienten el discernimiento personal y comunitario, año tras año, para ser conscientes, con humildad y verdad, de los avances y de las dificultades que encontramos en este camino de perfección y santidad, desde el carisma propio del Cermelo Descalzo:

Elementos

Orientaciones

1.  Miembro Practicante de la Iglesia Católica Romana:

Practicante de laFe Católica

• Compromiso real: alguien que ya participa en la vida de la Iglesia Católica, pero que busca “algo más”.

• Eucaristía: Cumbre e identidad de la vida católica.  (Más allá del culto “extra muros”).

• Estar autorizado para participar en el OCDS (en cuanto Institución de la Iglesia, sujeta a leyes).

Antes de entrar a la Orden, ya era un miembro activo en la Iglesia Católica.

¿Qué es lo que busco de más con mi compromiso en la Orden Seglar? ¿Un acercamiento a la Virgen del Carmen? ¿Un rezo más sistemático? ¿Una vida espiritual más profunda? ¿Una comunión de amor con Dios Uno y Trino? ¿Una fraternidad para compartir el rezo, la vida? ¿Qué busco? ¿Cómo es la fe que profeso?

Cómo vivo los sacramentos: el Bautismo, la Eucaristía, la Penitencia y la Reconciliación, la Unción de los enfermos, el matrimonio ¿Qué significa la Eucaristía para mí? ¿Cómo introducir los beneficios de la Eucaristía en mi vida diaria?

¿Vivo alguna situación irregular que me impida participar en la Orden? ¿Consulté al Sacerdote encargado?

¿Conozco lo que la Iglesia me exige como laico consagrado?

¿Lo cumplo?

2.  Bajo la protecciónde Nuestra Señoradel Monte Carmelo

• Devoción que nos remite a la vida de oración, la meditación y la contemplación.

• Actitud y disposición interior para descubrir la voluntad de Dios y obedecerlo,

• La Virgen nos atrae hacia la Iglesia, el Cuerpo Místico del Cristo.

¿Por qué la Virgen me atrae hacia la Iglesia? ¿Cuál es el sentido? ¿qué es lo que ella espera mí?

¿Cuáles son las actitudes, las características de nuestra Santa Virgen María que debo imitar? ¿Por qué?

¿Cómo camina conmigo la Virgen?

3.  TeresayJuan de la Cruz: Carisma y Doctrina (Docere, aprendere).

• Formación “performativa” que permea la vida.  Actitud abierta al estudio y/o a la escucha.

CONOCER vs. APREHENDER

¿Cuánto tiempo tengo disponible para la formación?

¿Me intereso por la formación de los Santos de la Orden, o siento que es una obligación, algo impuesto? ¿Por qué me han de interesar? ¿Cómo puedo amar lo que no conozco? entonces, ¿cómo conocerlos?

¿Cómo refuerza la formación mi identidad carmelitana? ¿mi vida espiritual? ¿cómo pueden influir en mi proceso de conversión y mi “camino de perfección”? ¿en mi relación con Dios? ¿con los otros? ¿con la Iglesia? ¿con la Orden? ¿esa formación me ayuda a crecer en virtudes?

¿Estoy consciente de que con las promesas definitivas no se ha concluido mi formación? ¿Por qué no concluye?

4.  Comprometerse con la Orden y con la Iglesia:

• Espiritualidad + formación + Devoción María + Compromiso (Orden e Iglesia)+ Fraternidad (vida comunitaria).

• Valor y significado de las

Promesas y de los votos / Formación permanente/Proyección en la vida diaria

• Una verdadera vida comunitaria con un objetivo común: la vida en el Espíritu bajo el “Carisma del Carmelo”.  Búsqueda común.

Vida fraterna: tolerancia, ayuda integral (recibir y dar).  Estar atento a las necesidades de todos los miembros.

• Compromiso que transforma, compromiso que alimenta mi proceso de conversión.

Las promesas (temporales y definitivas), ¿qué significan para mí? ¿Cómo vivo prácticamente la castidad? ¿la pobreza? ¿y la obediencia? ¿de Pensamientos, palabras, y obras?

¿Qué me impide vivir la “gracia” en plenitud).  Como inciden en mi vida las promesas? Cuáles son las consecuencias prácticas de las promesas en mi vida?

Yo:Examen de conciencia permanente: de qué se trata? para qué sirve? reconozco mis debilidades? mis pecados? asumo mi finitud? me controlo antes de reaccionar? Me creo poseedor de la verdad? Juzgo severamente a los demás? me arrepiento? pido perdón? perdono a los otros? En la práctica, cómo vivo la caridad? la esperanza? la fe? la paciencia? La justicia? la prudencia? la humildad? la responsabilidad? la disponibilidad? mi compromiso con Dios, conmigo mismo, con el prójimo, con la Orden, con la Iglesia?

El Otro:¿acepto a los otros como personas que tienen la misma dignidad que yo? ¿respeto sus opiniones? ¿me impongo? ¿me someto? ¿acepto y valoro la colegialidad? ¿acepto la corrección de los otros y soy capaz de hacerla fraternalmente? ¿cómo vivo en la práctica la reciprocidad? ¿la solidaridad? ¿la tolerancia? ¿la comprensión de los otros? ¿la corrección fraterna?

Comunidad:Qué significa para mí la vida comunitaria? Qué espero de mi comunidad? Que estoy dispuesto a dar a mi comunidad?

5.  Buscar el rostro de Dios:

• Apertura plena.  Un “Trato de amistad”, una “comunión de amor”, vida de santidad, conocimiento mutuo, obediencia a Su voluntad (activa y pasiva), espiritualidad auténtica.

• A través de la oración, la meditación de la Palabra, la contemplación (como gracia), el servicio, una nueva manera de vivir, un cambio interior, la práctica de las virtudes.  Tender a la Santidad.  Frutos: personales y eclesiales.

• Mostrar el rostro de Dios a los otros (Seglar como actor): implícitamente (en la vida personal, diaria, crecimiento de las virtudes) yexplícitamente (en la vida Eclesial: misión, anuncio de la Buena Nueva, apostolado).  Coherencia, testimonio de vida.

¿Qué lugar ocupa Dios, Padre todopoderoso en mi vida? y su Hijo, nuestro Señor Jesucristo? y el Santo Espíritu? ¿Cuánto tiempo dedico a la oración, a la meditación de la Palabra, ¿al diálogo de amistad, a la contemplación, a su servicio? A continuación se mencionan dos etapas de la vida espiritual; en cuál de ellas me ubico:

Dios para mí:Dios es mi asistente personal, alguien que debe satisfacer todas mis necesidades lo más pronto posible. 

Tuyo soy Señor:aquí estoy Señor, hágase en mí según Tu Palabra.  Dios tuvo la iniciativa de llamarme a su servicio.  Todo es gracia, acepto la llamada?

¿Cómo descubro la voluntad de Dios en mi vida? ¿hago la voluntad de Dios? Acojo las exigencias de Dios o las rechazo? Ante los fracasos y el sufrimiento, ¿me rebelo? ¿me resigno? ¿lo acepto? Establezco un diálogo de amor con Él?

¿Cómo es mi testimonio de vida? Soy la morada de la Santísima Trinidad: ¿lo reflejo? ¿Reflejo el amor y la misericordia de Dios? ¿Hay coherencia entre lo que pienso, digo y vivo? Qué significa buscar la Santidad?

6.  Para la salvación de la Iglesia y el mundo:

• Compromiso del laico en la Iglesia para responder a sus necesidades y a las necesidades del mundo.

• Formar un “grupo apostólico”: deseo renovado para la oración, la meditación, el contemplación y la vida sacramental

• Extender el mensaje del Carmelo.  Responsabilidad con el mundo.  ¿Qué podemos compartir con los demás de lo recibido en el Carmelo?

Cuál es mi misión como laico consagrado (a nivel personal)?

¿Cuál es nuestra misión como Orden Seglar y concretamente mi comunidad? ¿De qué soy eclesialmente corresponsable?

¿Qué es lo que tengo para compartir con mi familia? ¿mis amigos? ¿mis colegas de trabajo?

¿Cuál es mi sensibilidad ante las necesidades de la humanidad?

 

Posteriormente, y tras compartir esta experiencia con mi comunidad en Venezuela, la pusimos en práctica de la mano de Fr.  Oswaldo Azuaje, entonces asesor de nuestra comunidad (actualmente Obispo), y posteriormente, y por unos años con el fraile asesor de la Comunidad.

Entonces lo que hacíamos era: reunirnos una vez al año, en clima de retiro y oración, y cada quien intentaba responder personalmente esas preguntas; luego compartía su reflexión con el Padre Asesor, y posteriormente había una puesta en común comunitaria, según la etapa de formación.  Todos participábamos en estas jornadas, pues entendíamos que, aunque tuviésemos las promesas definitivas, el poder profundizar sobre nuestra vocación año tras año, nos ayudaba a crecer en nuestra identidad y en nuestra misión, y sobre todo en fraternidad y en humildad, pues reconocíamos que la vocación debía siempre ser discernida.

En el año 2009, la Ratio dedica un capítulo al tema del Discernimiento de la vocación al Carmelo Seglar, y menciona una lista de cualidades que luego convergen en los 6 elementos fundamentales del P. Aloysius, pero también señala algunas actitudes que muestran indicios de una falta de vocación (Nº 59-72)[1].

Por lo tanto, partiendo de estas experiencias y documentos, hoy intentaremos dar un paso más.  Concretemos estos dos elementos antes de seguir adelante: vocación y discernimiento.

Se trata de una VOCACIÓN, que en el Carmelo teresiano se caracteriza por ser una llamada centrada en la RELACIÓN interpersonal, entre nosotros y con Dios; aclaro: así como para los franciscanos lo central es la pobreza, o para los jesuitas lo central es la lucha por la justicia, para nosotros los carmelitas descalzos lo central es la RELACIÓN amistosa CON DIOS, (y esta relación de amistad, se extiende a toda la vida: somos amigos).  Dios nos llama y nos capacita para vivir una relación de amor, consciente e íntima, desbordante y gratuita progresivamente, y esta relación con Dios Uno y Trino, nos transforma y permea todo nuestro universo relacional: con nosotros mismos, con María y José, con nuestros Santos, con los que nos rodean, con la Iglesia, con las religiones, con las realidades del mundo y con toda la creación.  En teniendo a Dios se tienen todos los bienes, y el amor que de allí brota nunca está ocioso…

Por lo tanto, lo primero que tenemos que caer en la cuenta es que nuestra VOCACIÓN ES EL AMOR: estamos aquí para APRENDER A AMAR, DEJÁNDONOS AMAR PLENAMENTE POR ÉL… y esta es una tarea de toda la vida, un amor tan diferente a lo que entendemos por amor nos desborda, no somos capaces de acogerlo, de vivirlo en términos de GRATUIDAD, y más aún de creerlo… no podemos amar a quien no “conocemos”, y primero tenemos que conocer “íntimamente” a Dios revelado por la gracia del Espíritu Santo en su Hijo Jesucristo, conocerlo allí donde ocurren las cosas más secretas entre Dios y el alma, conocer su plan para con nosotros mismos y para la humanidad, su Reino, y así conocer nuestra gran dignidad y nuestra infinita capacidad de bien, reconociéndonos a su imagen y semejanza… (Siempre lo digo, sería inconcebible ser imagen y semejanza de un dios justiciero, castigador, que lleva cuenta de nuestros actos, de nuestros errores para echárnoslos en cara, de nuestras dificultades, de nuestras devociones o penitencias realizadas más por el peso de las costumbres o por el temor servil… un dios que nos chantajea por nuestras debilidades y con quien comerciamos por baratijas… asuntos de poca monta… no, ese no es el Dios que profesamos los católicos…)

En este sentido podemos afirmar que la vocación se devela progresivamente, en tanto en cuanto la vivimos interiorizando, educando, cultivando, asumiendo plenamente nuestra relación con Dios, a su modo… no al nuestro… y esto es un proceso…

Lo segundo, reconociendo el valor dinámico de la Vocación que no se agota en el discernimiento inicial, podremos decir que DISCERNIR LA VOCACIÓN consistirá en profundizar permanentemente ese “marco de convicciones” que nos llevan a vivir la vida en el AMOR, con honestidad, y en la Verdad… Entonces habrá que explorar profundamente todas nuestras motivaciones y mociones interiores, e identificar todo aquello que nos impide vivir nuestro universo relacional con madurez y plenitud… caer en la cuenta de las dificultades para crecer en tolerancia, perdón, acogida, diálogo, amor, gratuidad y misericordia… y lo que encontremos, presentárselo a Dios y presentárnoslo los que compartimos este ideal, para que juntos podamos superarlos.  (Recordemos aquella experiencia de los 5 que se amaban en Cristo, que procuraban juntarse alguna vez para desengañarse unos a otros, y decir en lo que podrían enmendarse -con amor y cuidado de aprovecharse- y así contentar más a Dios… (Cf.  V16, 7).

Caer en la cuenta con honestidad de nuestra propia realidad y la de nuestra comunidad, para ir trocando progresivamente nuestras miserias por virtudes (frase tan apreciada por laSanta), cambiar nuestros discursos magistralmente argumentados para autojustificarnos, cambiar nuestra egolatría entronada y entrampada en nuestros propios enredos sigilosos, por la experiencia de la VERDAD en humildad, la experiencia del Dios de Jesús…vivir la vida en RELACIÓN, con plena coherencia entre lo que pensamos, profesamos y hacemos…

Por lo tanto, me atrevería a afirmar que la dinámica del discernimiento vocacional es una tarea de toda la vida, y es la misma dinámica del conocimiento propio que nos plantea TERESA DE JESÚS, y que en el libro de la Vida nos dirá quees el pan con que se han de comer todos los manjares:

“…jamás se ha de dejar, [pues]no hay alma en este camino tan gigante que no haya menester muchas veces tornar a ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizás lo diré más veces, porque importa mucho); porque no hay estado de oración tan subido, que muchas veces no sea necesario tornar al principio, y en esto de los pecados y conocimiento propio,… sin este pan no se podrían sustentar...” (V 13, 15).

En tal sentido, no nos escandalicemos, los que nos creemos muy avanzados en la Orden Seglar, con promesas definitivas y más aún con votos, cuando se nos diga que estamos todos invitados a trabajar sobre este tema de la vocación, los que inician y hasta las promesas definitivas, para discernirla; los demás para adentrarnos en su hondura y sentido hasta el último suspiro de nuestras vidas.  Acojamos esta propuesta de nuestra santa madre con humildad, y ayudémonos los unos a los otros a vivirlo en fidelidad.

Los seis elementos planteados por el P. Aloysius, tienen como eje transversal la transformación del yo en Jesucristo por la experiencia de su Amor; es decir, la configuración en Cristo por Amor… pasar del hombre viejo atado a las pasiones al hombre nuevo desasido de ellas… amada en el Amado transformada… y ese camino de unión se recorre a partir de la experiencia de la oración-amistad, la fraternidad, el desasimiento, y la humildad.

“Muera ya este yo, y viva en mí otro que es más que yo y para mí mejor que yo, para que yo le pueda servir.  El viva y me dé vida; El reine, y sea yo cautiva, que no quiere mi alma otra libertad… Dichosos los que con fuertes grillos y cadenas de los beneficios de la misericordia de Dios se vieren presos e inhabilitados para ser poderosos para soltarse” Exclamación 17,3.

Desde esa perspectiva, y con todo lo que hemos repasado sobre los valores y principios que sustentan nuestras convicciones como carmelitas descalzos, podríamos entonces introducir en nuestras comunidades, una serie de actividades e instrumentos que nos ayuden en esta tarea, entendiendo que es una tarea de TOD@S, y que a las personas que comienzan a “andar” no se les puede exigir que “vuelen” (V 31, 7), y a las que no terminan de volar (o no terminamos de volar), habría que discernir si están en el lugar adecuado, o si están viviendo o estamos viviendo (consejos locales, provinciales, frailes asesores y demás miembros de la comunidad) lo que deberíamos vivir (fíjense que he utilizado la palabra “viviendo”, y no “haciendo” puesto que definitivamente no se trata de hacer sino de vivir la experiencia de Dios).

Así, sugiero algunas orientaciones fundamentales que pudiésemos considerar:

1.  Insistir en un acompañamiento espiritual sistemático y continuo, tanto a nivel personal como a nivel comunitario, para adquirir el talante de Cristo; es decir, contar con las personas adecuadas que nos ayuden a caer en la cuenta, desde lo esencial de nuestro carisma, de aquello que nos está impidiendo vivir en plenitud nuestro “universo relacional” cuyo centro es la relación con Dios, así como Cristo las vivió.  Necesitamos ayuda para aprender a relacionarnos, para “ser” imagen y semejanza de Dios, develar nuestra verdadera identidad, necesitamos ayuda para conocernos, salir del “cieno de temores, de pusilanimidad y cobardía” (1M2, 10), asumir nuestra realidad y ser capaces de presentarnos ante los demás tal como somos, y aceptarnos tal como somos; y para esto la mediación humana es fundamental.  No confundamos el acompañamiento espiritual con el sacramento de la confesión, aunque se tenga siempre al mismo confesor.

En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa dedica 5 numerales a lo que denomina “acompañamiento personal de los procesos de crecimiento” (Nº 169-173), y en pocas líneas resume de manera magistral lo que supone este proceso, tan necesario para tod@s, independientemente del estado de vida, y nos dirá que sólo “La propia experiencia de dejarnos acompañar y curar, … nos enseña a ser pacientes y compasivos con los demás, y nos capacita para encontrar las maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición para crecer” (Nº 172).

Uno de los ejemplos más claros sobre el acompañamiento espiritual, es el que Teresa ofrece a su hermano Lorenzo, Teresa ilumina con la Luz de Cristo la vida de Lorenzo, y nada de la persona queda fuera: “deberes familiares (le orienta en la educación y atención de sus hijos - cf cta.  a Lorenzo Cepeda, 9 julio 1576 n.1), deberes sociales, vida de oración (convenciéndole que debe caminar por el camino del amor - cf cta.  a Lorenzo Cepeda, 17 enero 1577 n.12), la economía en cuanto que está relacionada con su vida moral, dándole normas muy claras al respecto (cf cta a Lorenzo Cepeda, 2 enero 1577 nn.15-16)… Con franqueza abierta y con caridad le señala sus defectos, le enseña a superarlos (cf cta a Lorenzo Cepeda, 9 julio 1576 n.3; ib 2 enero 1577 nn.15-17; ib 27 julio 1579 n.4), le reprende cuando algo no le parece bien (cf cta a Lorenzo Cepeda, 2 enero 1577 n.9)… y le pide prudencia en sus mortificaciones y vida ascética, pues «Más quiere Dios su salud que su penitencia…» (cta a Lorenzo Cepeda, 27 y 28 febrero 1577 n.6)”[2].

En cuanto a este tema podemos encontrar una doble dificultad: i.  la de dejarnos acompañar, y ii.  La de encontrar la persona adecuada que nos acompañe.  Ante la primera, debemos determinarnos con determinación a iniciar ese proceso reconociéndonos necesitados de acompañamiento, dejarnos ayudar para poder escuchar la voz de Aquel que no cesa de hablar a nuestro corazón; ante la segunda, en el documento emitido por el General de la Orden Fr.  Luis Aróstegui en diciembre del 2006, sobre laAsistencia Pastoral a la Orden Seglar, se exhorta reiteradamente a los Frailes de la Orden (Superiores y Asistentes OCDS), a asumir esta responsabilidad y ofrecer una adecuada “asistencia espiritual de calidad” (Nº 5), tanto a los Consejos de las comunidades como a cada uno de sus miembros, y para ello se requiere no solo tener la formación pertinente, sino también creer en los laicos y amarles con el amor con que Cristo les ama… además de entender adecuadamente su vocación y misión en la Orden y en la Iglesia.

Si bien es cierto que existen personas externas a la Orden especializadas en acompañamiento espiritual, también es cierto que probablemente esas personas no conozcan lo propio del carisma, o del “humanismo teresiano”, y eso podría confundir al acompañado, tras contrastar las orientaciones o exigencias con la experiencia de nuestros Santos.  Sin duda necesitamos profundizar en este tema.

2.  Vivir anualmente un Encuentro-Retiro para el discernimiento y/o afianzamiento Vocacional, exclusivamente para detenernos a reflexionar, a la luz del carisma, sobre los avances o dificultades, tanto a nivel personal como a nivel comunitario, que hemos tenido en esa experiencia de vivir, un año más, en obsequio de Jesucristo.  Si estamos llamados a renovar año tras año nuestras promesas, también estamos llamados a discernir año tras año, en Verdad, los elementos y las motivaciones que nos impulsan a renovarlas.

Por lo tanto no se trata de que hagamos Ejercicios Espirituales, sino que con profunda responsabilidad cada comunidad con todos sus miembros, podamos revisar en nuestro camino de Unión con Dios, la calidad del Amor con que hemos Amado, los aciertos, progresos, errores, omisiones, obstáculos, y dificultades que hemos experimentado, además de revisar la sensibilidad con que hemos percibido los desafíos que el Señor nos ha planteado tanto a nivel personal como comunitario, sea en el ámbito personal, familiar, social, eclesial, y la manera en que hemos respondido.

No olvidemos que Teresa y Juan de la Cruz respondieron a las necesidades de su tiempo, las necesidades de una Iglesia que estaba ardiendo en llamas y exigía una profunda renovación espiritual; y con esto quiero enfatizar que la dimensión espiritual carmelitana no nos aísla del mundo y sus realidades, sino que nos sumerge en sus necesidades, no podemos ser insensibles ante estas necesidades… obras quiere el Señor, más allá de la filantropía, nos quiere implicados vitalmente con la humanidad y toda la creación, lo cual no significa cargar sobre las espaldas con la problemática del mundo pero si conscientes de nuestra corresponsabilidad, “mirar la realidad desde el corazón de Dios”… (Laudato Si, los 17 objetivos del desarrollo sostenible PNUD), “para esto es la oración,… de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras” (7M 4, 6).  Por consiguiente, también supone una conducta ética comprometida… que nuestra imagen testimonie nuestra identidad carismática, y que nos permita exclamar “ya no tengo otro oficio, sino el de amar es mi ejercicio” CE 38, 8.

3.  Y aunque lo digo a la postra, siendo la principal, discernir nuestra oración personal y comunitaria,con la frecuencia que amerita nuestra vocación “contemplativa”, pues como dice Javier Garrido, la sabiduría no está en centrar la vida en la oración [entendida como acto, tiempo, lugar], sino centrarla en la relación con Dios, una relación afectiva, que afecta la vida, transforma de manera insospechada por la gracia de la comunión de amor, que fomenta una vida teologal (fe, esperanza, amor), y una capacidad de escucha y obediencia a Su voluntad… es decir, aprender a “vivir desde dentro”, desde lo hondo, que no tiene nada que ver con el intimismo espiritual devocional, sino con el primado del amor[3].  Es lo que siempre nos ha dicho la Santa, ¡comprendámosla de una vez!, la oración es amistad, es una manera de ser-en –relación, en el mundo.

Muchas veces vivimos la oración personal como la práctica de un método aprendido, repitiendo fórmulas, textos y expresiones, con frecuencia a la velocidad de un rayo, sin detenernos apenas en lo que allí está aconteciendo, más con el objetivo de cumplir con la “obligación”, o el deber, o quedar bien con Dios, con la Virgen y con los Santos,… y no digo que en los inicios no sea valioso por lo menos el hacerse fuerzas por buscar momentos y rezar de esta manera, pero no podemos quedarnos allí…

Igualmente nuestras oraciones comunitarias vivirlas como una ocasión única e irrepetible, para reunirnos como herman@s en torno al Señor, sencillas, que broten del corazón que no se cansa de contemplar Su Hermosura,… sin tampoco caer en la tentación de convertir nuestros encuentros en una exhibición de cualidades discursivas, artísticas, o de cualquier otro tipo…

Pidamos la gracia de discernir nuestra realidad oracional, ser personas orantes, y que tengamos comunidades verdaderamente orantes… “Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras” (St 2, 18), las obras son los frutos de la oración… las obras son nuestros actos, palabras, pensamientos… todo nuestro ser y quehacer testimonia nuestra oración…

Habría mucho más que decir sobre este tema, hay mucho material que nos puede servir de apoyo (menciono particularmente el cuaderno de Discernimiento del P. Maximiliano Herráiz[4], y el documento “Discernir para elegir” ~ Salesianos, sobre lo que es y lo que no es una vocación[5]), sin embargo una sola idea quisiera recalcar: la vocación es una experiencia vital inagotable que dinamiza toda la existencia: siempre es fuente de renovación, de creatividad, de profundización, no la demos nunca por descubierta del todo, ni agotada del todo, es el ya pero todavía no… Que nuestra vocación sea siempre experiencia gozosa a pesar de las dificultades, y que su espíritu desafiante, que es el de Jesús, nos lance a vivirla siempre de bien en mejor.

Muchas Gracias!



[1]64.  En el aspecto humano: una personalidad estable; sentido común; madurez emocional; capacidad de confiar y estar abierto; disposición a cooperar; realismo, tolerancia y flexibilidad; un cierto auto-conocimiento; fidelidad a principios.

65.  En el ámbito de la vida cristiana: buena voluntad para cooperar con Dios, en espíritu de fe; verdadera estima por la oración; amor de predilección por la Sagrada Escritura, compromiso con la Iglesia y participación en la propia comunidad parroquial, una morcompasivo y activo.

66.  En referencia con el carisma Teresiano: gusto por la oración; deseo de establecer una relación personal y amistosa con Dios; espíritu contemplativo y activo; amor a la Iglesia; deseo de familiarizarse con la espiritualidad de Carmelo.

67.  Algunas indicaciones contrarias son: síntomas de una carencia de equilibrio psicológico; la presencia de situaciones familiares que hacen imposible e incompatible vivir las Constituciones; incapacidad para integrarse personal y existencialmente en la vida de la comunidad; emociones exageradas de cólera, de ansiedad, de miedo, de depresión o de culpabilidad; ideas preconcebidas del Carmelo que impiden el aprendizaje y el crecimiento personal; nociones fundamentalistas o apocalípticas de la Iglesia; pertenencia a organizaciones con una espiritualidad dispar o a grupos basados en revelaciones privadas.

[2]Cf. Aniano ÁLVAREZ SUÁREZ, Acompañamiento espiritual en Tomás ÁLVAREZ (Dir.), Diccionario de Santa Teresa, Monte Carmelo, http://teresavila.com/diccionario, fecha de consulta: julio 2016.

[3]Cf. Javier GARRIDO, Discernimiento cristiano de la oración, Frontera Heguian 68, Vitoria 2009, p.37 y ss.

[4]Maximiliano HERRAIZ, Discernimiento espiritual en Teresa Juan de la Cruz, Frontera Heguian 64, Vitoria 2008.

[5]http://www.salesianos-madrid.com/image/DISCERNIR%20PARA%20DECIDIR.pdf, julio 2016

Elementos para el discernimiento de la vocación a la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos

P. Aloysius Deeney
OCD Delegado General

El punto de partida para esta presentación es contestar la pregunta:

¿Cuáles son los principios que usas para discernir la vocación a la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos?

Esto sucede entre los frailes y las monjas: Cuando algunos entran a un monasterio o a un convento, si los mandan a casa, no es porque son malas personas o porque son moralmente inaceptables, sino porque se descubre que no tienen la vocación.  Ser miembro de la Orden es una vocación y, se necesita ante todo, identificarla claramente, de otra manera, tanto los frailes, como las monjas o los seglares, nos arriesgamos a perder y confundir nuestra identidad y propósito.

Describiría a un miembro de la Orden Seglar de Nuestra Señora del Monte Carmelo y Santa Teresa de Jesús, como un miembro practicante de la Iglesia Católica, que bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, inspirado por Santa Teresa de Jesús y por San Juan de la Cruz, se compromete con la Orden a buscar el rostro de Dios, para bien de la Iglesia y del mundo.

¿Quién está llamado a ser Seglar Carmelita y cómo distingues, entre estar o no estar llamado?

En tal descripción se distinguen seis elementos que, conjuntamente, son elementos que mueven a la gente a acercarse a la Orden y a buscar una identificación con ella de una manera más formal.

Miembro practicante de la Iglesia Católica: Esto significa Católica Romana, no se refiere al rito Latino, pero se refiere a la unidad bajo el liderazgo del Obispo de Roma, el Papa.  La mayoría de los católicos romanos, pertenecen al rito Latino.  Hay, sin embargo, otros ritos dentro de la Iglesia Católica Romana, Maronitas, Malabares, Melquitas, Ucranianos, etc.  Hay comunidades de la Orden Seglar en cada uno de estos ritos.  Por ejemplo, la Comunidad de la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos de Líbano pertenece al rito Maronita.

La palabra practicante especifica algo acerca de la persona que puede ser miembro de la Orden Seglar.  Como algo básico, un practicante de la fe católica sugiere la capacidad de participar plenamente en la Eucaristía, con una conciencia clara.  La Eucaristía es el culmen de la identidad y de la vida católica.  Es el punto de encuentro entre el cielo y la tierra.  Así, si uno es libre de participar en la Eucaristía, entonces los puntos de menor importancia son ciertamente permitidos.

En la mayoría de los casos, en el pasado, esto fue muy simple de determinar.  La gente que venía a la Orden Seglar procedía de parroquias donde los frailes estaban presentes, o a través de contactos con frailes o monjas, quienes les recomendaban para la Orden Seglar.

El divorcio no fue un problema mayor en la vida católica, muchas situaciones fueron claras.  Hoy en día, no.  Las cosas no son siempre claras y, es precisamente aquí, donde el Asistente Espiritual puede ser el mayor auxilio del Consejo de una comunidad de la Orden Seglar al filtrar a sus candidatos.  Daré un ejemplo: Una mujer se acerca a la comunidad de la Orden Seglar, la mujer es conocida por alguien del Consejo y ellos saben que este es su segundo matrimonio.  Ellos también saben que ella va regularmente a Misa y participa de los Sacramentos.  Al Consejo le gustaría tener más claridad antes de admitir a esta persona a la formación.  Hay pocas posibilidades con este caso.  La Iglesia anuló su primer matrimonio, o por arreglo con su confesor, ella y su marido viven cada quien por su lado, de manera que participan en los sacramentos de la Iglesia.  Una entrevista con el Asistente Espiritual, clarificaría las respuestas sin necesidad de mayores explicaciones respecto a su derecho a la privacidad y a un buen nombre de que cada miembro de la Iglesia disfruta, él daría la palabra al Consejo que permitiría a esta persona entrar a la Orden Seglar.

La Orden Seglar es, jurídicamente, una parte de la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual es una institución de la Iglesia Católica Romana y está sujeta a las leyes de la Iglesia.  La Sagrada Congregación debe aprobar nuestras propias leyes.  Por lo tanto, alguien que no pertenece a la Iglesia Católica no puede ser miembro de la Orden Seglar.  La gente no católica interesada en la espiritualidad del Carmelo es ciertamente bienvenida, y puede participar de alguna manera en cursos y estudios con una comunidad, pero no puede ser miembro de la Orden Seglar.

Aquí nosotros tenemos el primer elemento de la Identidad de un miembro de la Orden Seglar, una persona que participa en la vida de la Iglesia Católica, hay por supuesto más, porque hay millones de personas que participan en la Vida de la Iglesia Católica, pero que no tienen el menor interés en el Carmelo.

Viene el segundo elemento: bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo.  No es solamente la devoción a Nuestra Señora lo que identifica a una persona llamada a la Orden Seglar.  Hay muchos cristianos que son verdaderamente devotos de Nuestra Señora y han desarrollado un gran carácter mariano en su vida cristiana.  Existen muchos cristianos ortodoxos, así como anglicanos, que son verdaderamente marianos.  Hay muchos católicos que visten el escapulario por razones válidas y con sincera devoción a María, y no son llamados a ser Seglares Carmelitas.  No solo eso, hay personas que vienen a la Orden Seglar, precisamente, por la devoción a María, al escapulario y al rosario, pero no tienen vocación para ser miembros de la Orden Seglar.

El aspecto particular de la Virgen María que debe estar presente en cualquier persona llamada al Carmelo es la inclinación a meditar en su corazón, la frase que el Evangelio de San Lucas usa dos veces para describir la actitud de María.  hacia su Hijo.  Sí, todos los demás aspectos de la vida mariana pueden estar presentes, la devoción, el escapulario, el rosario y todas las demás cosas.  Todos ellos, sin embargo, son aspectos secundarios en la devoción mariana.  María es nuestro modelo de oración y meditación.  Este interés en aprender a meditar o la inclinación a la meditación es la característica fundamental de cualquier Seglar Carmelita, y, quizá, es la más importante.

Una experiencia frecuente en muchos grupos es tener una persona que se acerca a la Orden Seglar para ser miembro, algunas veces puede ser un sacerdote diocesano o cualquier otra persona, que resulta muy devota de María, una persona que ha estado en muchos peregrinaciones a Santuarios marianos del mundo, una persona que tiene familiaridad con las apariciones y mensajes atribuidos a María, en fin, es una verdadera autoridad en los movimientos marianos actuales.  Pero, muchas veces, esa persona no tiene la menor inclinación para meditar en su corazón, aunque desea ser la maestra de la comunidad acerca de la Bienaventurada Virgen María y rápidamente introduce una corriente mariana no carmelitana.  Si esta persona es un sacerdote, será muy difícil para la comunidad protegerse así misma de esta desviación en su vida mariana.  Hay otros grupos marianos y movimientos que pueden ser hogar para esta persona, pero no la Orden Seglar.  Además dentro de la familia Teresiano-Carmelitana, hay un lugar para la gente que tiene devoción por el escapulario y por Nuestra Señora del Monte Carmelo, la Cofradía del Escapulario o la Cofradía de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

María es, para los miembros de la Orden Seglar, el modelo de actitud meditativa y de disponibilidad.  Ella atrae e inspira a los carmelitas, de una manera contemplativa, a entender la vida del cuerpo místico de su Hijo, la Iglesia.  Esto es, ella atrae a la persona al Carmelo.  En el programa de formación, éste es el aspecto que debe ser desarrollado en la persona cuando entra al Carmelo.  Entonces digo, que éste es el segundo elemento: bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Un miembro de la Orden Seglar de Nuestra Señora del Monte Carmelo y de Santa Teresa de Jesús es un persona practicante de cualquiera de los ritos de la Iglesia Católica Romana que, bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo e inspirada por Santa Teresa de Jesús y por San Juan de la Cruz... aquí nosotros tenemos el tercer elemento.  Mencioné ambos, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y, puedo decir correctamente al principio de esta sección, que también podemos incluir a Santa Teresa del Niño Jesús, o a la Beata Isabel de la Trinidad, o a Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), pero Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz son centrales en este punto.

Habiendo mencionado a toda esta gran gente en la tradición Carmelitana, subrayo la importancia de Santa Teresa de Jesús, a quien, en nuestra tradición, la referimos como Nuestra Santa Madre.  La razón es porque a ella le fue dado el carisma.  En muchas partes del mundo somos llamados Carmelitas Teresianos.  San Juan de la Cruz fue el colaborador original, junto con nuestra Santa Madre, en la reforma espiritual y jurídica del Carmelo en este nuevo camino carismático.  Así, él es llamado Nuestro Santo Padre.  Es duro imaginar a cualquier Carmelita, de cualquier línea, que no se sienta atraído por alguno, si no es que por los dos, por sus historias, por sus personalidades y lo más importante, por sus escritos.

Los escritos de Santa Teresa de Jesús, son la expresión del carisma de los Carmelitas Descalzos.  La espiritualidad de los Carmelitas Descalzos tiene una fundación intelectual muy bien cimentada.  Hay una doctrina involucrada aquí.  Doctrina viene de “docere”, palabra latina que significa enseñar, cualquier persona que quiera ser un Carmelita Descalzo debe ser una persona interesada en aprender de los maestros del Carmelo.  Hay tres doctores de la Iglesia Universal: Teresa, Juan y Teresita.

Una persona que viene a la comunidad, le tiene un gran amor a la Bendita Madre, quiere vestir el escapulario en honor de María como un signo de dedicación a su servicio, es una persona orante, pero no tiene interés en leer o estudiar la espiritualidad del Carmelo Teresiano o, bien, trata de leer a uno de los Doctores Carmelitas, pero no encuentra interés en seguir leyéndolo.  Para mí, es una buena persona que puede pertenecer a la Cofradía del Escapulario, pero definitivamente no tiene vocación para la Orden Seglar del Carmelo.

Este es un aspecto académico de la formación de un Carmelita Teresiano.  Hay una base intelectual de la espiritualidad de quien está llamado a la Orden y, cada fraile, cada monja, cada seglar, representa a la Orden.  Un Carmelita que no tiene interés en estudiar o profundizar las raíces de su identidad a través de oración y estudio, pierde su identidad, no pudiendo ya, representar a la Orden, ni hablar de la Orden.  Muchas veces cuando oímos a un Carmelita hablar, obviamente oímos lo que está diciendo y podemos decir que lo aprendió en su formación años antes.

Esta base intelectual es el principio de una actitud que está abierta al estudio, lo que lo conduce a profundizar con interés en la Sagrada Escritura, en la teología y en los documentos de la Iglesia.  La tradición de la lectura espiritual, lectio divina y tiempo para estudiar, son la columna vertebral de una vida espiritual.  Cuando la información es mala, o ausente, o incorrecta, o es truncada, resulta una confusión en el Seglar.  Si ese Seglar alguna vez, por azares del destino, es Director de la Orden, la comunidad sufre.  Esto sucede con los frailes y las monjas, pero sucede también con los seglares.

Esta base académica o intelectual en muy importante y se ha ido perdiendo, tristemente, en muchos grupos de la Orden Seglar.  No es una cuestión de que ser Seglar Carmelita signifique ser intelectual, es una cuestión de ser inteligente, con el propósito de saber acerca de Dios, de uno mismo, de la oración, de la Orden y de la Iglesia.  La obediencia ha sido largamente asociada con el intelecto en virtud de la fe.  Obediencia significa apertura a oír (ob y audire en latín).  Es una actitud radical de la persona para moverse más allá de lo que la persona sabe.  Educación también viene del Latín (ex y ducere, superarse).  Santa Teresa describe a la persona de las Terceras Moradas como casi clavada e incapaz de moverse.  Una de las características de estas personas, permanentemente en las terceras moradas, es que ellas quieren enseñar a todo el mundo, ellas lo conocen todo, en realidad, ellas son desobedientes e ineducables.  Esto es, ellas están cerradas a aprender.

El cuarto elemento de la descripción es quien hace el compromiso con la Orden.  Hay muchos católicos comprometidos que son devotos de María y regulares expertos en Santa Teresa, San Juan de la Cruz o en uno de nuestros santos, que no tienen la vocación para la Orden Seglar.  Estas personas pueden ser contemplativas o casi ermitañas, son aquellos que gastan horas en orar y en estudiar cada día, pero ellos no tienen la vocación a ser Carmelitas.  ¿Cuál es el elemento que distingue a esta gente de aquellos llamados a seguir a Cristo más de cerca como Seglares Carmelitas? No es la espiritualidad, no es el estudio, no es la devoción a María, consiste, simplemente, en aceptarseEl Seglar Carmelita es movido a comprometerse consigo mismo, con la Orden y con la Iglesia.  Este compromiso, en la forma de la Promesa, es un evento eclesial y un suceso de la Orden, en adición a ser un suceso en la vida de la persona que hace la Promesa.  En cierto sentido, recuerda siempre a la persona en un contexto de familia, de trabajo y de responsabilidades que están involucradas en su vida, la persona que se compromete consigo misma esta caracterizada como un Carmelita.

Dije que es un evento eclesial y un suceso de la Orden.  Es por esta razón que la Iglesia y que la Orden tiene un decir esencial, en unión con el candidato, en aceptar y aprobar el compromiso de la persona.  Es también por esta razón que la Iglesia y la Orden dan las condiciones y establecen los términos del contenido de la Promesa.  Es posible que una persona quiera comprometerse consigo misma a ciertas cosas, meditación diaria o el oficio divino, por ejemplo.  Pero la Iglesia, a través de la Orden, establece los lineamientos, básicos y generales, paraentender esta Promesa.

El seglar pertenece al Carmelo, no el Carmelo al Seglar, lo que significa que hay una nueva identidad, una, la identidad bautismal, la cual conlleva a un punto de referencia necesario.  Así como la Iglesia es el punto de referencia para la persona bautizada (la persona bautizada pertenece a la Iglesia), así el Carmelo es el punto de referencia para el Seglar.  Los más de los católicos reconocen la universalidad de la Iglesia, más de uno se vuelve Carmelita, más de uno también reconoce la universalidad del Carmelo.  De hecho, la persona que se compromete consigo misma en el Carmelo en la Orden Seglar, descubre que el Carmelo se vuelve esencial en su identidad como católico.  Esto es porque las promesas son el significado por el cual uno se vuelve miembro de la Orden Seglar, entiende que la formación para las Promesas es importante, pero también la formación permanente.

Un aspecto importante de este compromiso es el compromiso con la comunidad.  Una persona que desea ser un miembro de la Orden Seglar debe ser capaz de formar comunidad, de ser parte de un grupo que está dedicado a una meta común, que muestra su interés en los otros miembros, que es partidario de una vida de oración y que es capaz de recibir la participación de otros.  Esto se aplica para las personas que, por varias razones, no participan activamente en una comunidad.  En la formación del futuro de la comunidad esta característica social será una de las que deberán desarrollarse.  Hay mucha gente que es introvertida y quieta, pero es completamente sociable y capaz de formar comunidad, en cambio, hay gente que es completamente extrovertida y, al mismo tiempo, incapaz de formar comunidad.  En esta cuestión es necesario usar el sentido común y hacerse esta pregunta: ¿Cómo será esta persona dentro de diez años?

Encontramos también el caso de la gente que pertenece a otros movimientos, por ejemplo a los nuevos catecúmenos, a los Focolares, al Movimiento Mariano de Sacerdotes, a la Renovación Carismática, etc.  Si una persona está involucrada con otros movimientos y no interfiere con personas comprometidas con el Carmelo introduciendo en la comunidad elementos que no son compatibles con la espiritualidad de la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos, entonces, generalmente, no hay problema.  Pero cuando se presenta una persona que distrae a la comunidad de su propio propósito y estilo de vida espiritual, los problemas empiezan.  Algunas veces hay gente confundida que viene al Carmelo y habla de Nuestra Señora de Medjugorie y va a una junta de Medjugorie y habla de la oración Teresiana.  Aquí, el punto más importante es que la persona debe elegir a la Orden Seglar y, que, la Promesa es más importante que otros movimientos o grupos.  La Promesa a la Iglesia a través del Carmelo tiene ambos contenidos y propósitos.  Estos son expresados en los dos elementos finales de mi descripción de ¿quién es un Seglar Carmelita?

El quinto elemento de la descripción es buscar el Rostro de Dios.  Este elemento expresa el contenido personal de la Promesa.  Yo podría mencionar de varias formas este elemento: orar, meditar, vivir una vida espiritual, pero he escogido esto último porque viene de las Escrituras y expresa la naturaleza de la contemplación fijándonos en la Palabra de Dios, para que buscándolo a Él en esta misma Palabra, podamos conocerlo, amarlo y servirlo.  Este aspecto contemplativo de la vida carmelitana centrada en Dios, reconoce siempre que la contemplación es un regalo de Dios, no una adquisición como resultado de haber invertido suficiente tiempo.  Este es el compromiso para una santidad personal.  El Seglar quiere ver a Dios, quiere conocer a Dios y reconoce que la oración y la meditación toman ahora gran importancia.  La Promesa es un compromiso de una nueva forma de vida, en la cual, con una lealtad a Jesucristo, marcan a la persona y la manera en que esta persona vive.

La vida personal del Seglar Carmelita se vuelve contemplativa.  El estilo de vida cambia con el crecimiento en las virtudes que acompaña al crecimiento en el espíritu.  Es imposible vivir una vida de oración, meditación y estudio sin cambiar.  Este nuevo estilo de vida mejora todo el resto de la vida.  La mayoría de los miembros de la Orden Seglar que son casados y con familia, experimentan que el compromiso a la vida de la Orden Seglar enriquece su compromiso familiar y matrimonial.  Hombres y mujeres Carmelitas Descalzos Seglares que trabajan, experimentan un nuevo compromiso moral por la justicia en el lugar de trabajo.  Los que son solteros, viudos o separados, encuentran en esta promesa a la santidad una fuente de gracia y fortaleza para vivir sus vidas con dedicación y buenos propósitos.  Esto es el resultado directo de buscar el rostro de Dios.

¿Es la esencia del Carmelo orar?, Muchas veces oí o leí esta afirmación.  Nunca estoy seguro de cómo contestarla.  No porque no sé que la oración es de gran importancia para cualquier Carmelita, sino porque nunca sé lo que el orador o el escritor quieran justificar con su exposición.  Si para la persona la oración personal significa santidad y el propósito de una espiritualidad verdadera que reconoce la supremacía de Dios y el legado de Dios para la familia humana, entonces, sí, estoy de acuerdo.  Pero si para la persona la obligación completa es sólo orar y no hay nada más, entonces, no estamos de acuerdoLa santidad personal no es lo mismo que el propósito personal de santidad.  Para un miembro bautizado de la Iglesia, la santidad es siempre eclesial, nunca debe tener un contenido egoísta.  Nunca juzgo mi propia santidad.

Yo estoy santificado por la práctica de las virtudes, lo cual es el resultado directo de una vida orante de búsqueda del legado de Dios en mi vida.  Esto es, que la oración secreta carmelitana no nos hace santos, la oración es un elemento esencial en la santidad cristiana carmelitana porque es el contacto frecuente y necesario para permanecer fiel a Dios.  Este contacto permite a Dios hacer Su voluntad en mi vida, la cual, entonces, anuncia la presencia de Dios y su bondad.  Sin el contacto con la oración no puedo conocer a Dios y Dios no puede ser conocido por otros.

Ver el rostro de Dios necesita una increíble cantidad de disciplina en el clásico y original sentido de la palabra.  Discípulo, es alguien que aprende, debo reconocer que siempre soy un estudiante, nunca me volveré maestro y siempre estaré sorprendido de todo lo que Dios hace en el mundo.  Dios, es siempre un misterio, las huellas de la existencia de Dios siempre me interesan, las encuentro en todos los sucesos de la vida, como soltero, viudo, o casado; en la familia, en el trabajo y en el retiro, pero ellas solamente se vuelven reconocibles y claras, a través de la oración, observada desde el corazón.  El anhelo de santidad es un deseo quemante en el corazón y en la mente de alguien llamado a la Orden Seglar.  Es el compromiso que el Seglar debe hacer.  El Seglar es atraído a orar, encontrando en la oración un hogar y una identidad.

Esta oración, este propósito de santidad, este encuentro con el Señor, hacen al Seglar más parte de la Iglesia y un miembro más comprometido de la Iglesia.  La vida del Seglar resulta más eclesial,.  como la vida de oración, crece y produce más frutos: en la vida personal, el crecimiento de las virtudes y, en su vida eclesial, el apostolado.

Esto me lleva al sexto elemento de la descripción: Para el bien de la Iglesia y del mundo.  Esto es el nuevo desarrollo en el entendimiento del lugar del Seglar en la Orden y en la Iglesia.  Es el resultado del papel de los laicos en la Iglesia.  Comenzando con el documento del Concilio Vaticano II, “el Apostolado de los Laicos” y la realización de los Sínodos sobre los laicos en 1986 y la Vida Consagrada en 1996 (Christifideles laici y Vita Consecrata).  La Iglesia, constantemente subraya la necesidad de favorecer el compromiso del laicado hacia sus necesidades y a las necesidades del mundo.  Santa Teresa tuvo la convicción de que la única prueba de oración era la de crecer en las virtudes y de que el necesario fruto de la vida de oración era el nacimiento de buenas obras.

Una vez oí a un Seglar decir: el único apostolado de los Seglares es la oración.  La palabra que hace que esta posición sea falsa es “único”.  Una actitud orante y obediente hacia los documento de la Iglesia nos hace ver claramente que la posición de la persona laica dentro de la Iglesia ha cambiado.  La Regla de Vida habló acerca de la necesidad de cada Seglar de tener un apostolado particular.  Christifideles laici resalta la importancia del apostolado de las asociaciones en la Iglesia y la OCDS es una asociación en la Iglesia.  Muchos Seglares cuando oyen mencionar el apostolado de grupo piensan que la comunidad entera debe estar involucrada en algo que toma horas y horas de cada día, pero no hablamos de esto.  El párrafo 30 de Christifideles laici da los principios básicos de eclesialidad para asociaciones y enlista los frutos de estos principios.  El primer fruto de la lista es un deseo renovado para una vida orante, meditante y sacramental.  Estas son cosas buenas en el callejón del Carmelo.  Existe mucha gente que necesita conocer qué han dicho nuestros Doctores Carmelitas de la Iglesia.  Si cada Carmelita se dedicara a propagar el mensaje del Carmelo, cuánta gente no estaría confundida en su vida espiritual.  Entrando en una librería grande uno encuentra tonterías espirituales en la sección titulada misticismo.

Cada comunidad tiene que contestar una pregunta ¿Qué podemos hacer para compartir con otros lo que hemos recibido por pertenecer al Carmelo? Nosotros, como Carmelitas, podemos ayudar a aclarar lo estropeado haciendo lo que sabemos.  Esto no es una opción, es una responsabilidad.  Ser un Carmelita no es un privilegio, es una responsabilidad, tanto personal como eclesial.

Como dije al principio, esto solo, no es ningún elemento que ayude a discernir a la persona que tiene la vocación al Carmelo, es la combinación de todos estos elementos lo que hace la diferencia.

Un nuevo Carmelo Seglar

Una especial celebración eucarística, a las dos de la tarde del sábado 1 de junio de 2019, dio inicio formal a la nueva comunidad del Carmelo Seglar en el Instituto de Espiritualidad Santa Teresita en Quito. De ahora en adelante, sus veinticinco miembros, se reunirán cada dos semanas en las tardes, de dos a cuatro, y sus integrantes tienen la particularidad de que son todos estudiantes del instituto de la modalidad semipresencial.

 

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Regla de San Alberto y las Constituciones de la Orden Seglar del Camelo Teresiano

El Prepósito General de los Carmelitas Descalzos, previa la aprobación del Definitorio General, dada en la sesión 110 del 9 de junio de 2003, ha presentado a la Sede Apostólica el texto de las Constituciones de la Orden Seglar, pidiendo su aprobación.

La Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, habiendo considerado con atención cada punto al respecto, con el presente Decreto aprueba y confirma el dicho texto, según el ejemplar redactado en lengua española, conservado en su archivo.

Que el nuevo texto de las Constituciones de la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos sea un medio verdaderamente eficaz, para que sus miembros puedan fortalecer cada vez más su consagración bautismal en las situaciones concretas de la vida familiar, social, civil y eclesial.

No obstante cualquier cosa en contrario.

Vaticano, 16 de junio de 2003


A los Provinciales, Delegados Provinciales para la Orden Seglar y miembros de la Orden Seglar.

Estimadas hermanas y hermanos Carmelitas,

El Delegado General para la Orden Seglar presentó las Constituciones para la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos al Capítulo General y también al nuevo Padre General y su Definitorio.  El nuevo Definitorio estudió las Constituciones, hizo algunas recomendaciones y redactó de nuevo algunos artículos en el texto español, el cual es el texto oficial.

El 9 de junio de 2003 el Definitorio aprobó el texto revisado y el 10 de junio lo envió a la Santa Sede con la petición de una aprobación "ad experimentum" por cinco años.  La Santa Sede nos sorprendió el 16 de junio de 2003 otorgándonos el decreto de aprobación, no para cinco años "ad experimentum", sino de aprobación definitiva.  Nosotros aprovecharemos este período de cinco años para hacer observaciones concretas al texto aprobado, pidiendo en el futuro a la Santa Sede la aprobación de cambios específicos según la aplicación práctica indique.

Para proceder de manera ordenada con estas nuevas Constituciones que ahora reemplazan la Regla de Vida será necesario que, en cada Provincia, el Consejo Provincial de la OCDS revise los Estatutos Particulares y los someta al Definitorio General para la aprobación.  Sólo unas pocas Provincias no tienen un Consejo Provincial de la OCDS, pero en la mayoría están en proceso de formarlo ahora.

Los Estatutos Provinciales asumen una responsabilidad adicional en estas nuevas Constituciones.  Es en ellas dónde pueden estipularse muchas cosas importantes para la vida y el funcionamiento del OCDS en cada Provincia.  Después de que cada Provincia ha elaborado sus propios Estatutos, los lugares que tienen un organismo nacional que comprende más de una Provincia, pueden redactar Estatutos Nacionales de acuerdo con Artículo 60 de las Constituciones.

Éste es un tiempo importante en la historia del Orden Secular, un tiempo para reforzar y profundizar las relaciones que existen al interno de la Orden.  Que todos nuestros esfuerzos sean para la gloria de Dios y el bien de la Iglesia.

 

P.  Luis Aróstegui, OCD

Prepósito General


 

La Regla de San Alberto

 

[1]Alberto, por la gracia de Dios titulado patriarca de Jerusalén, a los amados hijos en Cristo B.  y los demás eremitas, que viven bajo su obediencia en el monte Carmelo cerca de la Fuente, salud en el Señor y la bendición del Espíritu Santo.

[2]En muchos lugares y de muchas maneras los santos Padres establecieron de qué suerte cada uno, cualquiera que sea la Orden a que pertenezca o el modo de vida religiosa que hubiere elegido, haya de vivir en obsequio de Jesucristo, y servirle fielmente con corazón puro y buena conciencia.

[3]Pero como nos pedís que os demos una fórmula de vida adecuada a vuestro proyecto común y a la que deberéis ser fieles en el futuro.

[4]Ordenamos lo primero, que tengáis por Prior a uno de entre vosotros, elegido para este cargo por consentimiento unánime o de la mayor y más sana parte; al cual cada uno de los demás prometa obediencia y, prometida, cuide observarla de verdad por obra, con castidad y abdicación de la propiedad.

[5]Podréis tener lugares en los desiertos, o donde quieran que os lo dieren aptos y acomodados para la observancia de vuestra religión, según al Prior y a los hermanos pareciere conveniente.

[6]Además de esto, todos y cada uno de vosotros, conforme a la situación del lugar que os hubiereis propuesto habitar, tendréis celdas separadas, según que por disposición del Prior y con el consentimiento de los demás hermanos, o de la más sana parte, fueren las mismas celdas a cada uno designadas.

[7]De suerte, empero, que comeréis en común refectorio lo que os repartieren, escuchando alguna lección de la Sagrada Escritura, donde buenamente pueda observarse.

[8]A ninguno de los hermanos le será lícito, a no ser con licencia del Prior que a la sazón hubiere, mudarse del lugar que le hubiere sido señalado o permutarlo con otro.

[9]La celda del Prior estará cerca de la entrada del lugar, para que sea el primero en presentarse a los que a él acudan; y luego, en cuanto haya de hacerse, procédase según su juicio y disposición.

[10]Permanecerá cada uno en su celda o junto a ella, meditando día y noche en la ley del Señor y velando en oración, si otros justos quehaceres no le ocupan.

[11]Los que sepan rezar las horas canónicas con los clérigos, las rezarán según las ordenaciones de los santos Padres y la costumbre aprobada de la Iglesia.  Mas los que no las sepan, dirán por maitines veinticinco veces el Padrenuestro, exceptuados los domingos y fiestas solemnes, en cuyas vigilias determinamos que se duplique el número antedicho, de suerte que se diga cincuenta veces el Padrenuestro.  Por laudes se dirá la misma oración siete veces, y otras tantas por cada una de las otras horas, fuera de los oficios vespertinos, en los cuáles habréis de decirla quince veces.

[12]Ningún hermano dirá que es propia suya cosa alguna, sino que entre vosotros todo será común y se distribuirá a cada uno por mano del Prior, es decir, del hermano a quien él hubiere designado para este oficio, según a cada uno fuere menester, teniendo en cuenta la edad y necesidad de cada cual.

[13]Podréis, no obstante, poseer asnos y mulos, según pidiere vuestra necesidad, y algunos animales y aves para el sustento.

[14]El oratorio, en cuanto cómodamente pueda hacerse, se construirá en medio de las celdas y allí os reuniréis de mañana todos los días para oir la santa misa, donde buenamente pueda hacerse.

[15]También, en los días de domingo o en otros si fuere menester, trataréis de la observancia de la vida común y del bien espiritual de las almas; y corríjanse allí, además, con caridad los abusos y faltas de los hermanos, si alguna en ellos fuere descubierta.

[16]Desde la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz hasta el día de la Resurrección del Señor ayunaréis todos los días, excepto los domingos; a no ser que la enfermedad o la debilidad corporal u otra causa justa aconseje dejar el ayuno, pues la necesidad no tiene ley.

[17]Os abstendréis de comer carne, a no ser que se tome como remedio de enfermedad o debilidad.  Y porque con frecuencia habéis de vivir de limosna viajando, para no ser gravosos a quienes os hospeden, podréis comer fuera de vuestras casas las legumbres cocidas con la carne.  Y en caso de navegación, podréis tomar también la carne.

[18]Mas porque tentación es la vida del hombre sobre la tierra, y todos los que quieran vivir píamente en Cristo padecen persecución; y el diablo vuestro adversario anda como león rugiente, buscando a quien devorar, con toda diligencia procurad vestiros la armadura de Dios, para que podáis resistir las asechanzas del enemigo.

[19] Han de ceñirse vuestros lomos con el cíngulo de la castidad.  Han de fortalecerse vuestros pechos con pensamientos santos, pues está escrito: el pensamiento santo te guardará.  Hay que vestir la coraza de la justicia, de suerte que améis al Señor Dios vuestro con todo el corazón y con toda el alma, y con todas las fuerzas, y a vuestro prójimo como a vosotros mismos.  Sobre todo hay que embrazar el escudo de la fe, con que podáis apagar los dardos del maligno; pues sin fe es imposible agradar a Dios.  Hay que cubrir la cabeza con el yelmo de la salvación, de suerte que sólo la esperéis del Salvador, que es quien salvará a su pueblo de sus pecados.  En cuanto a la espada del espíritu, que es la palabra de Dios, abundantemente habite en vuestros labios y vuestros corazones.  Y toda cosa que debáis hacer, hacedla según la palabra del Señor.

[20]Habéis de hacer algún trabajo, para que el diablo os halle siempre ocupados, a fin de que no pueda por vuestra ociosidad hallar alguna puerta de entrada en vuestras almas.  Tenéis en esto la enseñanza y a la vez el ejemplo de San Pablo, por cuya boca hablaba Cristo y que fue puesto y dado por Dios por predicador y doctor de las naciones en la fe y la verdad, y si le siguiereis, no podréis descaminaros.  Con trabajo y fatiga, dice, anduvimos entre vosotros, trabajando noche y día por no gravar a ninguno de vosotros.  No porque no tuviésemos para ello potestad, sino para daros en nosotros mismos un dechado que imitaseis.  Y así ya estando entre vosotros, os intimábamos esto: que si alguno no quiere trabajar tampoco coma.  Porque hemos oído que andan entre vosotros algunos indisciplinados no haciendo nada.  Pues a estos tales advertimos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando con silencio coman su pan.  Camino santo y bueno es éste: seguidle.

[21]Recomienda el Apóstol el silencio, enseñando que con el silencio hay que trabajar, y como el profeta atestigua: cultivo de la justicia es el silencio; y en otra parte: en el silencio y en la esperanza estará vuestra fortaleza.  Por eso determinamos que dichas las completas guardéis silencio hasta dicha la prima del día siguiente.

En el tiempo restante, aunque no haya tan rigurosa guarda del silencio, evítese empero con gran cuidado el mucho hablar; porque como está escrito y la experiencia harto lo enseña, en el mucho hablar no faltará pecado; y el inconsiderado en el hablar sentirá males.  Igualmente, quien usa muchas palabras, dañará su alma.  Y el Señor en el Evangelio: de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio.  Haga, pues, cada cual una balanza para sus palabras, y frenos ajustados para su boca, no sea que resbale con la lengua y caiga, y su caída incurable sea mortal.  Guardando con el profeta sus caminos, para no pecar con su lengua; y cuide de observar con diligencia y cautela el silencio, que es cultivo de la justicia.

[22]Tú, empero, hermano B., y quienquiera que después de tí fuere instituido prior, tened siempre en el pensamiento y observad por obra aquello que el Señor dice en el Evangelio: El que quiera entre vosotros ser el más grande, será vuestro servidor; y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo.

[23]Y vosotros, los demás hermanos, honrad humildemente a vuestro Prior, considerando en él, más que a su persona, al mismo Cristo, que es quien lo puso sobre vosotros, y dice también a los Prelados de las iglesias: Quien a vosotros escucha, a mí me escucha, y quien a vosotros desprecia, a mí me desprecia; para que no seáis sentenciados por el desprecio, antes por la obediencia merezcáis premio de vida eterna.

[24]Estas cosas os hemos brevemente escrito, estableciendo la regla de conducta, según la cual habréis de vivir.  Si alguno hiciere más, el Señor mismo, cuando vuelva, se lo pagará.  Use empero del discernimiento que es el que modera las virtudes.

 


Constituciones de la OCDS

Proemio

Todos los hombres son llamados a participar en la caridad de la única santidad de Dios: "Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial"(Mt 5,48).

El seguimiento de Cristo es el camino para llegar a la perfección que el bautismo ha abierto a todo cristiano.  Por él se participa de la triple misión de Jesús: real, sacerdotal y profética.  La primera lo compromete en la transformación del mundo, según el proyecto de Dios.  Por la segunda, se ofrece y ofrece toda la creación al Padre con Cristo y guiado por el Espíritu.  Como profeta anuncia el plan de Dios sobre la humanidad y denuncia todo lo que se opone a él[1].

La gran familia del Carmelo Teresiano está presente en el mundo de muchas formas.  Su núcleo es la Orden de los Carmelitas Descalzos, formada por los frailes, las monjas de clausura y los seglares.  Es una sola Orden con el mismo carisma.  Ésta se nutre de la larga tradición histórica del Carmelo, recogida en la Regla de San Alberto y en la doctrina de los doctores carmelitas de la Iglesia y de otras santas y santos de la Orden.

Las presentes Constituciones de la OCDS son un código fundamental para sus miembros, presentes en distintas regiones del mundo.  Por este motivo se caracterizan por la simplicidad de las estructuras y la sobriedad de normas de vida.  De este modo, dentro de una unidad fundamental, establecida en este texto legislativo, conservan la apertura a un pluralismo de concretizaciones exigidas por los diversos contextos socio-culturales y eclesiales.  Para ellos se podrán elaborar estatutos particulares que completen y adapten, las normas generales cuando esté permitido por estas Constituciones.

I
Identidad, valores y compromiso

1.  Los Carmelitas Seglares, junto con los Frailes y las Monjas, son hijos e hijas de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y de Santa Teresa de Jesús.  Por lo tanto, comparten con los religiosos el mismo carisma, viviéndolo cada uno según su propio estado de vida.  Es una sola familia con los mismos bienes espirituales, la misma vocación a la santidad (cf.  Ef 1,4; 1 Pedro 1,15) y la misma misión apostólica.  Los Seglares aportan a la Orden la riqueza propia de su secularidad[2].

2.  La pertenencia a la Orden hunde sus orígenes en la relación que se estableció entre los laicos y los miembros de las Ordenes religiosas nacidas en la Edad Media.  Gradualmente esas relaciones obtuvieron un carácter oficial para una participación en el carisma y espiritualidad del Instituto religioso formando parte del mismo.  A la luz de la nueva teología del laicado en la Iglesia los Seglares viven esa pertenencia desde una clara identidad laical.

3.  Los miembros de la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos son fieles de la Iglesia[3] llamados a vivir "en obsequio de Jesucristo"[4]a través de Ala amistad con Quien sabemos nos ama"[5], sirviendo a la Iglesia.  Bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, según la inspiración de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y la tradición bíblica del profeta Elías buscan profundizar el compromiso cristiano recibido en el bautismo.

4.  La Virgen María se hace presente de manera especial, sobre todo como modelo de fidelidad en la escucha del Señor y en su actitud de servicio a Él y a los demás.  María es aquella que conservaba y meditaba en su corazón la vida y las acciones de su Hijo"[6], dando ejemplo de contemplación.  Ella fue quien aconsejó, en las bodas de Caná, que hicieran lo que el Señor les dijera[7] María es ejemplo de servicio apostólico.  Y fue ella, otra vez, quien esperó la venida del Espíritu Santo, perseverando en oración con los apóstoles[8], testimoniando la oración de intercesión.  Ella es Madre de la Orden.  El carmelita seglar goza de su especial protección y cultiva una sincera devoción mariana.

5.  El Profeta Elías representa la tradición del Carmelo y es el inspirador para vivir en la presencia de Dios, buscándolo en la soledad y el silencio con celo por la gloria Dios.  El Seglar vive la dimensión profética de la vida cristiana y de la espiritualidad carmelitana promoviendo la ley de Dios de amor y de verdad en el mundo y especialmente haciéndose voz de aquellos que no pueden por sí mismos expresar este amor y esta verdad[9].

6.  La Regla de San Alberto es la expresión original de la espiritualidad del Carmelo.  Fue escrita para laicos que se reunieron en el Monte Carmelo para vivir una vida dedicada a la meditación de la Palabra de Dios bajo la protección de la Virgen.  En esa Regla se encuentran los principios que guían la vida carmelitana:

a) Vivir en obsequio de Jesucristo;
b) Ser diligentes en la meditación de la ley del Señor;
c) Dar tiempo a la lectura espiritual;
d) Participar en la liturgia de la Iglesia, tanto en la Eucaristía como en la Liturgia de las Horas;
e) Interesarse por las necesidades y el bien de los demás en la comunidad;
f) Armarse con la práctica de las virtudes al mismo tiempo que se vive una vida intensa de fe, esperanza y caridad. 
g) Buscar el silencio interior y la soledad en nuestra vida de oración;
h) Usar prudente discreción en todo lo que hacemos.

7.  El origen del Carmelo Descalzo se encuentra en la persona de Santa Teresa de Jesús.  Ella vivió una profunda fe en la misericordia de Dios[10], que la fortaleció para perseverar[11] en la oración, humildad, amor fraterno y amor por la Iglesia, que la condujo a la gracia del matrimonio espiritual.  Su abnegación evangélica, su disposición al servicio y su constancia en la práctica de las virtudes son una guía diaria para vivir la vida espiritual[12].  Sus enseñanzas sobre la oración y la vida espiritual son esenciales para la formación y la vida de la Orden Seglar.

8.  San Juan de la Cruz fue el compañero de Santa Teresa en la formación del Carmelo Descalzo.  El inspira al Seglar a ser vigilante en la práctica de la fe, de la esperanza y del amor.  Lo guía a través de la noche oscura a la unión con Dios.  En esta unión con Dios, el Seglar encuentra la verdadera libertad de los hijos de Dios[13].

9.  Teniendo en cuenta los orígenes del Carmelo y el carisma teresiano se pueden sintetizar así los elementos primordiales de la vocación de laicos carmelitas teresianos:

a) vivir en obsequio de Jesucristo, apoyándose en la imitación y el patrocinio de la Santísima Virgen, cuya forma de vida constituye para el Carmelo un modelo de configuración con Cristo;
b) buscar la "misteriosa unión con Dios" por el camino de la contemplación y de la actividad apostólica, indisolublemente hermanadas, al servicio de la Iglesia;
c) dar una importancia particular a la oración que, alimentada con la escucha de la Palabra de Dios y la liturgia, pueda conducir al trato de amistad con Dios, no sólo cuando se ora, sino cuando se vive.  Comprometerse en esta vida de oración exige nutrirse de la fe, la esperanza y, sobre todo, de la caridad para vivir en la presencia y el misterio del Dios vivo[14];
d) penetrar de celo apostólico la oración y la vida en un clima de comunidad humana y cristiana;
e) vivir la abnegación evangélica desde una perspectiva teologal;
f) dar importancia en el compromiso evangelizador a la pastoral de la espiritualidad como la colaboración peculiar de la Orden Seglar fiel a su identidad carmelitano-teresiana. 

II
El seguimiento de Jesús en el Carmelo Teresiano laical

10.  Cristo es el centro de la vida y de la experiencia cristiana.  Los miembros de la Orden Seglar están llamados a vivir las exigencias de su seguimiento en comunión con él, aceptando sus enseñanzas y entregándose a su persona.  Seguir a Jesús es participar en su misión salvífica de proclamar la Buena Noticia y de instaurar el Reino de Dios (Mt 4,18-19).  Hay diversos modos de seguir a Jesús: todos los cristianos deben seguirlo, hacer de El la norma de su vida y estar dispuestos a cumplir tres exigencias fundamentales: colocar los vínculos familiares por debajo de los intereses del Reino y de la persona de Jesús (Mt 10,37-39; Lc 14,25-26); vivir el desapego de las riquezas para demostrar que la llegada del Reino no se apoya en medios humanos sino en la fuerza de Dios y en la disponibilidad de la persona humana frente a El (Lc 14,33); llevar la cruz de la aceptación de la voluntad de Dios manifestada en la misión que El confía a cada uno (Lc 14,33; 9,23).

11.  El seguimiento de Jesús como miembros de la Orden Seglar se expresa a través de la promesa de tender a la perfección evangélica en el espíritu de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia y de las Bienaventuranzas.  A través de esta promesa se refuerza su compromiso bautismal en el mundo al servicio del proyecto de Dios.  Ella es una prenda de santidad personal, que necesariamente lleva a un empeño de servicio a la Iglesia en fidelidad al carisma carmelitano-teresiano.  Se asume ante los miembros de la comunidad como representantes de toda la Iglesia y en presencia del Delegado del Superior de la Orden.

12.  Por la promesa hecha a la comunidad en presencia del Superior de la Orden o de su delegado, la persona se convierte en miembro de la Orden Seglar.  Por este compromiso se empeña en adquirir la formación necesaria para conocer las razones, el contenido y propósito del estilo de vida evangélica que se asume.  La promesa realza el compromiso bautismal y enriquece, en los llamados a la vocación matrimonial, la vida de esposos y padres.  Esta promesa se renueva una vez al año en el tiempo pascual.

El compromiso de la promesa de vivir el espíritu del consejo evangélico de castidad

13.  La promesa de la castidad refuerza el compromiso de amar a Dios por encima de todas las cosas y amar a los demás con el amor que Dios les tiene[15].  Con esta promesa el Seglar busca la libertad para amar a Dios y al prójimo desinteresadamente[16], testimoniando la intimidad divina prometida en la bienaventuranza "bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios" (Mt 5,8).  La promesa de la castidad es un compromiso con el amor cristiano en su dimensión personal y social para crear auténtica comunidad en el mundo.  Por esta promesa el Seglar expresa también el deseo consciente de respetar a cada persona como lo pide la ley de Dios y según el propio estado de vida, como solteros, casados o viudos.  Esta promesa no impide cambiar el estado de vida.

El compromiso de la promesa de vivir el espíritu del consejo evangélico de pobreza

14.  La promesa de la pobreza expresa el deseo de vivir según los valores del evangelio.  En la pobreza evangélica se encuentra la riqueza de la generosidad, de la negación de sí mismo, de la libertad interior y el depender de Aquel que "aunque era rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza" (2 Cor 8,9) y que "se anonadó a sí mismo" (Flp 2,7) para ponerse al servicio de sus hermanos y hermanas.  La promesa de la pobreza busca el uso evangélico de los bienes de este mundo y de los talentos personales y el ejercicio de las propias responsabilidades en la sociedad, en la familia y en el trabajo colocándose con confianza en las manos de Dios.  Implica también un compromiso en favor de la justicia en el mundo para que éste responda al proyecto de Dios.  La pobreza evangélica es igualmente un ejercicio de esperanza que reconoce las limitaciones personales y se abandona con confianza a la bondad y fidelidad de Dios.

El compromiso de la promesa de vivir el espíritu del consejo evangélico de la obediencia

15.  La promesa de obediencia empeña a vivir abiertos a la voluntad de Dios, "en quien vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28) imitando a Cristo que aceptó la voluntad del Padre y se hizo obediente hasta la muerte de cruz (Flp 2,8).  La promesa de obediencia es un ejercicio de fe que lleva a buscar la voluntad de Dios en los acontecimientos y desafíos de la vida personal y social.  Por ella el Seglar coopera libremente con aquellos que tienen la responsabilidad de guiar la comunidad y la Orden en el discernimiento y en la aceptación de los caminos de Dios: el consejo de la comunidad, el Provincial y el General.

El compromiso de la promesa de vivir el espíritu de las Bienaventuranzas

16.  En las Bienaventuranzas se encuentra un plan de vida y un modo de entrar en relación con el mundo, con los vecinos y compañeros de trabajo, con familiares y amigos.  Al prometer vivir las Bienaventuranzas en la vida cotidiana, tratan de dar testimonio de vida evangélica como miembros de la Iglesia y de la Orden y, por este testimonio, invitan al mundo a seguir a Cristo: ACamino, Verdad y Vida" (Jn 14,6).

III
Testigos de la experiencia de Dios

17.  La vocación del Carmelo Teresiano es un compromiso a "vivir en obsequio de Jesucristo", "meditando día y noche la ley del Señor y velando en oración"[17].  Fiel a este principio de la Regla, Santa Teresa puso la oración como cimiento y ejercicio primordial de su familia religiosa.  Por eso, el Seglar está llamado a procurar que la oración penetre toda su existencia, para caminar en la presencia del Dios vivo (Cf.  1 Re 18,14), mediante el ejercicio constate de la fe, la esperanza y el amor, de manera que toda su vida sea una oración, una búsqueda de la unión con Dios.  La meta será lograr integrar la experiencia de Dios con la experiencia de la vida: ser contemplativos en la oración y en el cumplimiento de la propia misión.

18.  La oración, diálogo de amistad con Dios, debe nutrirse de su Palabra para que ese diálogo pueda realizarse pues "a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras"[18].  La Palabra de Dios alimentará la experiencia contemplativa del Seglar y su misión en el mundo.  Además de la contemplación personal, la escucha de la Palabra debe favorecer una contemplación que lleve a compartir la experiencia de Dios en la comunidad de la Orden Seglar.  A través de ella se buscará en común discernir los caminos de Dios; mantener el dinamismo permanente de la conversión; renovar la esperanza activa.  La realidad se hará transparente y se podrá descubrir en todo a Dios.

19.  El estudio y la lectura espiritual de la Escritura y de los escritos de nuestro Santos, especialmente de los que son Doctores de la Iglesia, Santa Teresa, San Juan de la Crus y Santa Teresa del Niño Jesús, ocupan un lugar privilegiado para alimentar la vida de oración del Seglar.  Los documentos de la Iglesia son también alimento e inspiración para el compromiso del seguimiento de Jesús.

20.  El Seglar procurará tener tiempo fuertes dedicados a la oración, como momentos de mayor conciencia de la presencia del Señor y como espacio interior para el encuentro personal e íntimo con El.  Eso lo conducirá a vivir la oración como actitud de vida que lo hará "reconocer siempre y en todo lugar a Dios ..., buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todas las personas, próximas o extrañas, y juzgar con rectitud sobre el verdadero sentido y valor de las realidades temporales, tanto en sí mismas como en orden al fin del hombre"[19].  Logrará así una contemplación y acción en la historia integrando fe y vida, oración y acción, contemplación y compromiso cristiano.

21.  El Seglar se comprometerá a dedicar diariamente un tiempo a la práctica de la oración mental.  Este es el tiempo para estar con Dios y fortalecer la relación con El para ser verdaderos testigos de su presencia en el mundo.

22.  El camino de la oración cristiana exige vivir la abnegación evangélica (Lc 9,23) en el cumplimiento de la propia vocación y misión, ya que "oración y regalo no se compadecen"[20].  El Seglar asumirá desde la perspectiva de la fe, la esperanza y el amor los trabajos y sufrimientos de cada día, las preocupaciones familiares, la incertidumbre y las limitaciones de la vida humana, la enfermedad, la incomprensión y todo aquello que constituye el tejido de nuestra existencia terrena.  Procurará, al mismo tiempo, hacer de todo eso materia para su diálogo con Dios para crecer en una actitud de alabanza y agradecimiento al Señor.  Para vivir auténticamente la sencillez, el desapego, la humildad y la completa confianza en el Señor, la Orden Seglar observa las prácticas de abnegación evangélica recomendadas por la Iglesia.  De particular importancia son aquellos días y períodos del calendario litúrgico que tiene carácter penitencial.

23.  La vida de oración personal del Seglar, entendida como trato de amistad con Dios, se nutre y expresa también en la liturgia, fuente inagotable de la vida espiritual.  La oración litúrgica enriquece la oración personal y ésta, por su parte, encarna la acción litúrgica en la vida.  En la Orden Seglar se da un lugar especial a la liturgia entendida como Palabra de Dios celebrada en la esperanza activa, después de haberla acogido por la fe y con el compromiso de vivirla en el amor eficaz.  Los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación necesitan ser vividos como signos e instrumentos de la acción liberadora de Dios y como un encuentro con Cristo pascual presente en la comunidad eclesial.  Son estructuras de gracia frente a las estructuras de pecado en la sociedad.  El Seglar tratará de descubrir en la oración litúrgica la presencia de Cristo y del Espíritu, viva y exigente en la vida concreta de cada día.  En el año litúrgico experimentará presentes los misterios de la redención que impulsan a colaborar en la realización del plan de Dios.  La liturgia de las horas, por su parte, lo hará entrar en comunión con la oración de Jesús y con la de la Iglesia.

24.  El valor de la vida sacramental y litúrgica en la Orden Seglar lleva a sus miembros a participar, en la medida de sus posibilidades, en la celebración de la Eucaristía.  Tratarán de rezar la Oración de la mañana y la Oración de la tarde de la Liturgia de las horas en unión con la Iglesia extendida en todo el mundo.  Cuando sea posible también rezarán la Oración de la noche.  Su participación en el sacramento de la Reconciliación y en otros sacramentos de la Iglesia favorece su proceso de conversión.

IV
Al servicio del proyecto de Dios

25.  ALos fieles laicos, precisamente por ser miembros de la Iglesia, tienen la vocación y misión de ser anunciadores del evangelio: son habilitados y comprometidos en esta tarea por los sacramentos de la iniciación cristiana y por los dones del Espíritu Santo"[21].  La espiritualidad del Carmelo despierta en el Seglar el deseo de un compromiso apostólico mayor, al darse cuenta de todo lo que implica su llamada a la Orden.  Consciente de la necesidad que tiene el mundo del testimonio de la presencia de Dios[22] responde a la invitación que la Iglesia dirige a todas las asociaciones de fieles seguidores de Cristo comprometiéndolos con la sociedad humana a través de una participación activa en las metas apostólicas de su misión en el marco del propio carisma.  Como fruto de esta participación en la evangelización el Seglar comparte un gusto renovado por la oración, la contemplación, la vida litúrgica y sacramental.

26.  La vocación de la Orden Seglar es verdaderamente eclesial.  La oración y el apostolado, cuando son verdaderos, son inseparables.  La observación de Santa Teresa de que el propósito de la oración es "el nacimiento de obras buenas"[23]recuerda a la Orden Seglar que las gracias que se han recibido siempre deben tener un efecto en quien las recibe[24].  Individualmente o como comunidad y, sobre todo como miembros de la Iglesia la actividad apostólica es fruto de la oración.  Donde fuera posible y en colaboración con los superiores religiosos y con la debida autorización de los encargados, las comunidades participan en el apostolado de la Orden.

27.  El Carmelita Seglar está llamada a vivir y testimoniar el carisma del Carmelo Teresiano en la Iglesia particular, porción del Pueblo de Dios en la cual se hace presente y actúa la Iglesia de Cristo.[25] Cada uno procure ser un testigo vivo de la presencia de Dios y se responsabilice de la necesidad de ayudar a la Iglesia dentro de la pastoral de conjunto en su misión evangelizadora bajo la dirección del obispo.  Por eso motivo, cada uno tiene un apostolado, o colaborando con otros en la comunidad, o bien individualmente.

28.  En su compromiso apostólico llevará la riqueza de su espiritualidad con los matices que confiere a todos los campos de la evangelización: misiones, parroquias, casas de oración, Institutos de espiritualidad, grupos de oración, pastoral de la espiritualidad.  Con su aportación peculiar como laicos carmelitas podrán ofrecer al Carmelo Teresiano impulsos renovados para "encontrar válidas indicaciones para nuevos dinamismos apostólicos[26] con una fidelidad creativa a su misión en la Iglesia.  Las diferentes actividades apostólicas de la Orden Seglar serán precisadas y evaluadas en los Estatutos particulares para los diversos ambientes geográficos[27].

V
Con María, la madre de Jesús

29.  En el dinamismo interior del seguimiento de Jesús, el Carmelo ha contemplado a María como Madre y hermana, como "modelo perfecto del discípulo del Señor"[28]y, por tanto, modelo de la vida de los miembros de la Orden.  La Virgen del Magnificat anuncia la ruptura con un mundo viejo y anuncia el comienzo de una historia nueva en la que Dios derriba del trono a los poderosos y exalta a los pobres.  María se pone de parte de ellos y proclama el modo de actuar de Dios en la historia.  María es para el Seglar un modelo de entrega total al Reino de Dios.  Ella nos enseña a escuchar Palabra de Dios en la Escritura y en la vida, a creer en ella en todas las circunstancias para vivir sus exigencias.  Y esto, sin entender muchas cosas; guardando todo en el corazón (Lc 2,19.50-51) hasta que llega la luz, con una oración contemplativa.

30.  María es también ideal e inspiración para el Seglar.  Ella, vive la cercanía a las necesidades de los hermanos, preocupándose de ellas (Lc 1,39-45; Jn 2,1-12; Hch 1,14).  Ella "la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos"[29], ayuda a comprender el sentido de la misión.  Ella, Madre y Hermana, que precede en la peregrinación de la fe y en el seguimiento del Señor Jesús, acompaña, para que la imiten en su vida escondida en Cristo y comprometida al servicio de los demás.

31.  La presencia de María, a la vez que vivifica la espiritualidad del Carmelo Teresiano, informa su apostolado.  Por eso el Seglar se empeñará en conocer cada día más la persona de María a través de la lectura del evangelio para comunicar a los demás la auténtica piedad mariana que lleva a la imitación de sus virtudes.  Guiados por la mirada de fe, los miembros de la Orden Seglar celebrarán y promoverán el culto litúrgico de la Madre de Dios a la luz del misterio de Cristo y de la Iglesia y practicarán, con sentimientos de fe y de amor, los ejercicios devocionales en su honor.

VI
Formación en la escuela del Carmelo

32.  El objetivo central del proceso de formación en la Orden Seglar es la preparación de la persona para vivir el carisma y la espiritualidad del Carmelo en su seguimiento de Cristo, al servicio de la misión.

33.  Con un verdadero interés por las enseñanzas de la Iglesia y por la espiritualidad de nuestros Santos Carmelitas, los laicos carmelitas tratan de ser hombres y mujeres maduros en su vida, en la práctica de la fe, de la esperanza y del amor y en la devoción a la Virgen María.  Se comprometen a profundizar en su vida cristiana, eclesial y carmelitana.  La formación cristiana, es la sólida base de la formación carmelitana y espiritual.  Por medio del Catecismo de la Iglesia Católica y de los documentos eclesiales los laicos carmelitas reciben los fundamentos teológicos necesarios.

34.  La formación teresiano-sanjuanista, tanto inicial como permanente, ayudan a desarrollar en el Seglar una madurez humana, cristiana y espiritual para el servicio de la Iglesia.  En la formación humana desarrollan la capacidad del diálogo interpersonal, el respeto mutuo, la tolerancia, la posibilidad de ser corregidos y de corregir con serenidad y la capacidad de perseverar en los compromisos asumidos.

35.  La identidad carmelitana es confirmada por medio de la formación en la Escritura y en la lectio divina, en la importancia de la liturgia de la Iglesia, especialmente de la Eucaristía y de la Liturgia de las Horas y en la espiritualidad del Carmelo, su historia, las obras de los santos de la Orden y la formación en la oración y meditación.

La formación para el apostolado se basa en la teología de la Iglesia sobre la responsabilidad de los laicos[30], y la comprensión del papel de los seglares en el apostolado de la Orden ayuda a darse cuenta del lugar que tiene la Orden Seglar en la Iglesia y en el Carmelo y ofrece una forma práctica para compartir las gracias recibidas por la vocación a él.

36.  La introducción gradual en la vida de la Orden Seglar se estructura de la siguiente manera:

a) Un período suficiente de contacto con la comunidad con una duración de no menos de seis meses.  El propósito de esta etapa es para que el candidato pueda familiarizarse más con la comunidad, el estilo de vida y el servicio a la Iglesia propio de la Orden Seglar del Carmelo Teresiano.  También para dar una oportunidad a la comunidad para un discernimiento adecuado.  Los Estatutos Provinciales especifican este período.

b) Después del período inicial de contacto, el Consejo de la comunidad puede admitir al candidato para un período más serio de formación que durará habitualmente dos años y que está orientado a la primera Promesa.  Al principio de este período de formación se da el escapulario al candidato.  Es un signo externo de su pertenencia a la Orden y de que María es, al mismo tiempo, madre y modelo en su camino.

c) Al final de esta etapa, con la aprobación del Consejo de la comunidad, se invita al candidato a hacer la primera Promesa de vivir el espíritu de los consejos evangélicos y las Bienaventuranzas por un período de tres años.

d) En los tres últimos años de formación inicial se tiene un estudio más profundo de la Escritura, los documentos de la Iglesia, los santos de la Orden, la oración y la capacitación para una participación en el apostolado de la Orden.  Al final de los tres años el Consejo podrá admitir al candidato para hacer la Promesa definitiva de vivir el espíritu de los consejos evangélicos y las Bienaventuranzas por toda la vida.

VII
Organización y gobierno

37.  La Orden Seglar de nuestra Señora del Monte Carmelo y Santa Teresa de Jesús es una asociación de fieles y una parte integrante de la Orden de los Carmelitas Descalzos.  Es esencialmente laical en su carácter, aunque puede contar con la participación del clero diocesano[31].

38.  Los frailes y las monjas del Carmelo Teresiano consideran la comunidad laical del Carmelo Secular como un enriquecimiento para su vida consagrada.  A través de una interacción ellos y ellas desean aprender de los laicos/as carmelitas a reconocer los signos de los tiempos juntamente con ellos.  Por tanto, se procurará que representantes de la Orden Seglar estén presentes cuando en un área geográfica se proyecta, a nivel local o provincial, el servicio apostólico de la Orden o se profundiza sobre la situación de la Iglesia y de la sociedad.

39.  Todos los fieles de Cristo tienen el derecho de hacer votos[32].  Con el consentimiento del Consejo de la comunidad y el permiso del Provincial, un miembro de la Orden Seglar, si lo desea, puede hacer votos de obediencia y castidad en presencia de la comunidad.  Los votos son estrictamente personales y no crean una categoría diferente de pertenencia.  Suponen un compromiso mayor de fidelidad a la vida evangélica pero no transforman a quien los hacen en personas reconocidas jurídicamente como consagradas en la misma línea de los Institutos de vida consagrada.  Quienes hacen los votos en el Orden Seglar continúan siendo laicos para todos los efectos jurídicos.

40.  La Orden Seglar se estructura básicamente en la comunidad local como una señal visible de la Iglesia.  La Orden Seglar, tanto a nivel de Provincia como a nivel de comunidad, tiene personalidad jurídica[33].

41.  La Orden Seglar depende jurídicamente de los frailes carmelitas descalzos[34].  El Superior General establece las comunidades locales y realiza las visitas pastorales.  Puede dispensar, en casos particulares de las Constituciones y de los Estatutos y conceder excepciones.  Tiene la autoridad para resolver los casos que no están contemplados en esta legislación y que no pudieran ser resueltos por las autoridades locales.  Asiste al Superior General un Delegado General, cuya responsabilidad es la de favorecer las relaciones recíprocas entre los religiosos y los seglares y la de mantener contacto con los Delegados Provinciales y los Asistentes de cada comunidad de tal modo que puedan asegurarse la finalidad y el buena marcha de la Orden Seglar.

42.  El Definitorio General de la Orden aprueba los Estatutos regionales[35]y provinciales de la Orden Seglar[36].

43.  El Superior Provincial, normalmente ayudado por el Delegado Provincial, es el Superior de la Orden Seglar dentro de su territorio[37].  Es el responsable de la buena marcha de la Orden Seglar en el ámbito de su circunscripción.  Debe visitar las comunidades en su jurisdicción y nombrar sus Asistentes, después de haber escuchado al Consejo de las mismas[38].  A él se recurre primeramente cuando surgen conflictos.

44.  El Asistente espiritual de cada comunidad es ordinariamente un fraile de la Orden.  Su deber es dar asistencia espiritual a la comunidad y acompañarla en su vocación para que pueda corresponder a ella debidamente.  También procurará favorecer la solidaridad entre la comunidad laical y los frailes y monjas de la Orden.  Invitado por el Consejo de la comunidad podrá participar en sus reuniones pero sin derecho a voto.  Estará disponible para entrevistarse con los candidatos en las diferentes etapas de la formación.  El Consejo podrá consultarlo sobre la capacidad del candidato para asumir la responsabilidad de la vocación de la Orden Seglar.  Apoyará la formación de la comunidad asistiendo al encargado de la formación.  Sin embargo, él no puede ser el encargado de la formación.  El Asistente espiritual debe conocer bien la espiritualidad carmelitana y estar bien informado de las enseñanzas de la Iglesia acerca del papel de los laicos en ella.

45.  Sólo el Superior General de la Orden, en las circunscripciones en las que no hubiere frailes, o el Provincial dentro de su jurisdicción, pueden designar como Asistente a alguno que no sea un fraile de la Orden, siempre con el permiso de su legítimo superior.  El Delegado General o el Delegado Provincial prestarán su servicio para esta designación entrevistando al candidato para saber si posee las cualidades expresadas en el número 44 de estas normas.

46.  El Consejo, formado por el Presidente, tres Consejeros y el responsable de la formación, constituye la autoridad inmediata de la comunidad.  La responsabilidad primaria del Consejo es la formación y maduración cristiana y carmelitana de los miembros de la comunidad.

47.  El Consejo tiene autoridad para:

a) admitir los candidatos a la formación, la Promesa o los Votos;
b) reducir, por justos motivos, el período de formación antes de la Promesa temporal, con el consentimiento del Superior Provincial;
c) convocar la comunidad para las elecciones cada tres años;
d) reemplazar, por graves motivos, a algún miembro del mismo Consejo[39];
e) despedir un miembro de la comunidad, si esto se considera necesario, después de consultar al Provincial[40];
f) recibir a un miembro que se traslade de otra comunidad;
g) si surgiera algún asunto fuera de la competencia del Consejo, es obligación del Presidente darlo a conocer al Provincial.

El Consejo se reúne frecuentemente y siempre que sea necesario en la perspectiva de cuidar los programas de formación y el crecimiento de la propia comunidad.

48.  El Superior General, el Superior Provincial y el Consejo de la comunidad son los superiores legítimos de la Orden Seglar.

49.  Para el establecimiento de una nueva comunidad es necesario presentar a la Secretaría General de la Orden Seglar los siguientes documentos:

a) una lista de los miembros que la componen.  Para formar una comunidad se requiere contar, por lo menos con 10 miembros, de los cuales al menos dos hayan hecho la Promesa definitiva;
b) una carta del Delegado Provincial solicitando la erección de la comunidad;
c) el permiso por escrito del Ordinario de la diócesis[41];
d) el nombre de la comunidad; e) el lugar en el cual se reúne la comunidad.

50.  Cada tres años las comunidades locales de la Orden Seglar eligen a su Presidente y tres Consejeros[42].  Estos cuatro miembros, después de consultar al Asistente, eligen al encargado de la formación entre los que han hecho la Promesa definitiva.  El consejo nombra, entonces, un secretario y un tesorero.  El procedimiento para las elecciones será determinado por los estatutos provinciales, respetando completamente la libertad de los electores y la preferencia de la mayoría de los miembros.  Para que el Presidente pueda ser reelecto para un tercer período se requiere el permiso del Superior Provincial.

51.  El Presidente, elegido entre aquellos miembros que tengan la Promesa definitiva, tiene el deber de convocar y presidir las reuniones de la comunidad.  Deberá mostrar una actitud de servicio hacia todos los miembros de la comunidad; fomentará un espíritu de afabilidad cristiana y carmelitana y tendrá cuidado de no demostrar ninguna preferencia por algunos miembros sobre otros; coordinará contactos con aquellos miembros de la comunidad que, a causa de la edad, la enfermedad, la distancia u otras razones, no puedan asistir a las reuniones; ayudará al encargado de formación y al asistente espiritual apoyándolos en el ejercicio de sus responsabilidades; podrá sustituirlos cuando estén ausentes, pero sólo temporalmente, o designar para ello a alguno entre los que han hecho la Promesa definitiva.

52.  La responsabilidad de los tres consejeros es de formar, junto con el Presidente, el gobierno de la comunidad y de apoyar al encargado de la formación.  Generalmente son miembros de la comunidad con promesa definitiva.  En casos particulares, miembros con primera promesa pueden servir como consejeros.

53.  El encargado de la formación, elegido por el Consejo entre los que han hecho la Promesa definitiva, tiene la responsabilidad de preparar a los candidatos para la primera Promesa y para la definitiva.  Trabaja en colaboración con el Asistente y con el apoyo del Presidente.  En ausencia del Presidente el encargado de formación lo sustituye en todas sus funciones.

54.  El Secretario del Consejo tiene la responsabilidad de mantener al día el libro de la comunidad, registrando las elecciones, las admisiones, las promesas y las dimisiones.  Debe presentar el registro al Consejo cuando éste se reúna y, a la comunidad, en el momento de las elecciones.  Asiste a las reuniones del Consejo registrando en actas las deliberaciones, pero no tiene derecho a voto.

55.  Es deber del tesorero guardar y administrar los fondos de la comunidad.  Debe presentar un informe semestral de los fondos al Consejo y también, una vez al año, a la comunidad y al Superior Provincial o de la circunscripción[43].  Los Estatutos locales deben determinar cómo la comunidad se ocupará de las necesidades de los pobres.

56.  Los Seglares que, por razones de distancia, de edad o de enfermedad no pudieran participar en las reuniones regulares de la comunidad, siguen siendo miembros de la Orden Seglar, y bajo la autoridad del Delegado Provincial deben ser asociados a una determinada comunidad.  Es responsabilidad del Presidente de la comunidad establecer contacto con esos miembros y, de éstos, mantener el contacto con la comunidad.

57.  Donde exista una circunscripción organizada de los frailes de la Orden, la Rama Seglar debe formar un consejo Provincial para ayudarse mutuamente en la formación y en el apostolado, pero no para intervenir en el gobierno de las comunidades locales.  El Presidente del Consejo Provincial deberá ser un miembro de la Orden Seglar con la Promesa definitiva.  El Consejo Provincial deberá someter sus Estatutos al Definitorio General para su aprobación.

58.  Los Estatutos provinciales determinarán lo siguiente:

a) el desarrollo de un programa adecuado de formación;
b) la aceptación y formación de los nuevos miembros que no viven cerca de una comunidad establecida.  En todos los casos, estos nuevos candidatos tienen que ser identificados y formados por una comunidad establecida y son considerados miembros de esa misma comunidad;
c) el procedimiento para las elecciones y las responsabilidades de los tres consejeros;
d) los sufragios por los difuntos de la comunidad;
e) las circunstancias y condiciones para emitir los votos;
f) la edad mínima y máxima para aceptar nuevos miembros;
g) el número máximo de miembros de una comunidad antes de dividirla para formar una nueva comunidad;
h) la coordinación de los compromisos apostólicos dentro de la comunidad o de la Provincia. 
I) la forma y el uso de los signos externos de pertenencia a la Orden Seglar;
j) las prácticas de mortificación y las expresiones de devoción a la Santísima Virgen y a los santos de la Orden.

59.  Si una comunidad de la Orden Seglar no pertenece a ninguna Provincia debe elaborar sus propios Estatutos conforme a las anteriores indicaciones y someterlos a la aprobación del Definitorio General.

60.  Se pueden introducir otras estructuras a niveles nacionales donde hay más de una Provincia, o a nivel internacional, cuando se considere que son útiles o necesarias para la formación, la coordinación de los apostolados de la Orden o para organizar Congresos.  Estas estructuras no tendrán ninguna autoridad jurisdiccional.  Estos Consejos regionales deberán someter sus Estatutos al Definitorio General para su aprobación.

Epilogo

Las Constituciones de la Orden Seglar han sido elaboradas para consolidar el proyecto de vida de sus miembros, que forman parte de la Orden del Carmelo Teresiano.  Ellos están llamados a "testificar cómo la fe cristiana [...] constituye la única respuesta plenamente válida a los problemas y expectativas que la vida plantea a cada persona y a cada sociedad"[44].  Esto lo realizarán como Seglares si, a partir de una contemplación comprometida, logran testimoniar en su vida familiar y social de cada día "esa unidad de vida que en el Evangelio encuentra inspiración y fuerza para realizarse en plenitud"[45].  Como Seglares, hijos e hijas de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz están llamados a "ser ante el mundo testigos de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo"[46],a través de una vida de oración, de un servicio evangelizador y por medio del testimonio de una comunidad cristiana y carmelitana.  "Todos juntos y cada uno de por sí deben alimentar al mundo con frutos espirituales (cf.  Gal 5,22) y difundir en él el espíritu de que están animados aquellos pobres, mansos y pacíficos, a quienes el Señor en el Evangelio proclamó bienaventurados (cf.  Mt 5,3-9).  En una palabra, lo que el alma es en el cuerpo, esto han de ser los cristianos [carmelitas] en el mundo"[47].

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[1]LG 31-35.  [2] LG 31;Christifideles laici (CL) 9.  [3] CIC 204-205.  [4] Regla 2.  [5] Santa Teresa de Jesús, Vida 8,5.  [6] Cf.  Lc 2,51.  [7] Cf.  Jn 2,5.  [8] Cf.  Hch 1,14.  [9] Cf.  1 Re cc.17-19.  [10] Vida 7,18; 38,16.  [11]Camino de Perfección, 21,2.  [12] Moradas V 3,11; VII 4,6.  [13] Cf.  Dichos 46; Llama 3, 78; Subida II, 6; 29,6.  Oración de la Misa votiva de S.  Juan de la Cruz.  [14] Dichos de luz y amor, 123; Carta 12.10.1589; 19)[15]Cf.  Subida III 23, 1.  [16] Cautelas 1 y 6.  [17] Regla 2 y 10.  18.  Dei Verbum , 25;Camino 21,4; Meditaciones sobre los Cantares, 1,6.11.  [19]Apostolicam actuositatem, 4.  [20] CP 4, 2.  [21] CL 33.  [22] Cf.  AA 4 y 10.  CL 16-17.25.28-29.  [23] Moradas V 3,11; Cf.  VII, 3.  [24] Cf.  AA 2-3.  [25] (cf CD, 11; AA, 86; CL, 25)[26]VC 55.  [27]Regla de vida OCDS (1979) art.  8.  [28] Marialis cultus, 37.  [29] Redemptoris mater, 37[30]AA 28-29.  [31] CIC 298,301.  [32] Ritual, Instrucción, 9; 30-49[33]CIC 301.  303-306.  313.  [34] CIC 305.  311-315.  [35] ARegional" se refiere a naciones o a territorios geográficos en los que hay más de una Provincia de frailes.  [36] CIC 307,1; 314.  [37] CIC 328-329.  Constituciones de los Carmelitas Descalzos, 103.  Normas, 56.  [38] CIC 317.  [39] CIC 318.  [40] CIC 308 y 316.  [41]CIC 312,2.  [42]CIC 309.  [43]CIC 319.  [44] CL 34[45]ibid.  [46] LG 38[47]ibid.